El ritmo frenético que marcan las innovaciones tecnológicas ha creado una brecha entre lo que los consumidores demandan y aquello que las empresas pueden ofrecer. El reto para las empresas ahora está en adaptar las redes sociales a sus necesidades, una tendencia imparable, además de una herramienta indispensable.
Según los datos de We Are Social, el pasado año los usuarios dedicaron una media de dos horas y 25 minutos a alguna red social. A finales de 2014, el número de personas con cuentas activas equivalía al 30% de la población mundial, lo que supone un total de 1.700 millones de cuentas en todo el mundo.
El deseo de conocer al cliente, sus preferencias y hábitos ha existido siempre, pero las formas han cambiado, la evolución tecnológica ha traído consigo una serie de ventajas, y en este sentido, las redes sociales, como canal en el que se vierte tanto información personal como profesional, suponen una vía óptima para ello.
Gracias al estudio Madurez del Social Customer Service en el Mercado Español 2015, se pueden percibir algunos de los errores más frecuentes que cometen las empresas a la hora de integrar las redes sociales en su servicio de atención al cliente. Según estos datos, la interacción con el usuario sigue siendo limitada y un alto porcentaje de las compañías utilizan los medios sociales exclusivamente para la promoción de productos. Datos confirmados por Eurostat señalan que el 73% de las empresas en la Unión Europea utiliza las redes sociales con fines de marketing.
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