El desafío mediambiental es una de las temáticas para tener en cuenta de cara a abordar rentabilidades a largo plazo. Rendimientos que, además, vayan acompañados de un soporte filosófico que puedan servir de sustento sostenible. En este sentido, Luciano Diana, director de inversión temática ambiental y gestor de Pictet Global Environmental Opportunities, explicó por qué puede resultar más que interesante la inversión en base a este tipo de factores. En su opinión, hay que tener en cuenta que históricamente muchos fondos medioambientales se han centrado exclusivamente en cambio climático, sobre lo que se ha hablado mucho, «en concreto emisiones de CO2». Pero en realidad el cambio climático es uno de los nueve límites medioambientales que afectan a la Tierra, según Stockholm Resilience Centre, publicado en revista Nature en septiembre de 2009 “Antropoceno: la gran aceleración”, respaldado por universidades en todo el mundo como mejor esquema de referencia. De hecho el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, lo emplea -e incluso invierte en nuestro fondo, junto con otros inversores institucionales de Suiza. Para cada una de estas nueve áreas los científicos han establecido límites seguros que si se sobrepasan generan efectos medioambientales que dejan de ser lineales y predecibles. Así pues, se ha excedido el límite en biodiversidad, pues «la extinción de especies por año debería ser una a diez y es cien veces mayor», explica el gestor. También lo hemos superado en emisiones de nitrógeno, «atribuible al uso de fertilizantes en agricultura, por un factor de tres o cuatro veces, especialmente en China y Europa». Un universo de inversión bien diversificado De esta manera, desde Pictet se centran en medir el impacto de las compañías en cartera en cada uno de los nueve límites, «resultando ser menor en comparación con el índice mundial MSCI ACWI». Es el caso de uso del agua, «donde estamos muy por debajo, lo cual es atribuible a nuestras inversiones en empresas tecnológicas destinadas a ahorro industrial y comercial». El conjunto aportamos una información extra financiera que tenemos intención de publicar un par de veces al año, «formando parte de nuestra integración de factores medio ambientales, sociales y de gobierno corporativo en el proceso de inversión». Pictet se considera los mayores inversores medioambientales globalmente, con activos bajo gestión de 35.000 millones de dólares en fondos temáticos, de los que 10.000 son inversiones medioambientales. Asimismo, cuentan con un consejo asesor en este fondo, que incluye a Marc Olivier y Christophe Butz como miembros internos y a Nino Tronchetii, fundador y socio director de Ambienta Sgr, el mayor fondo de capital privado medioambiental del mundo, quien proporciona experiencia en desarrollos de tecnología medioambiental. Lo que más ha cambiado es la conciencia y sensibilidad Hay que tener en cuenta que lo que más ha cambiado en los últimos 10 a 15 años es la conciencia y sensibilidad de la población respecto a polución y su impacto en la salud. Hace tres años una periodista China emitió en YouTube el documental “Under the Dome” que puso de manifiesto el problema de polución en su país. Fue visto por 300 millones de personas, 80% de los cuales eran jóvenes y provocó una declaración de política contra la contaminación por las autoridades. En cualquier caso el impacto en política ambiental es local. El acuerdo de París es una buena referencia pero lo que realmente cuenta es lo que deciden alcaldes y regiones. Con el nombramiento de Trump hubo un periodo de aumento de la volatilidad extraordinario, durante el cual los sectores financieros y de energía tradicional se comportaron extremadamente bien, pero las acciones relacionadas con energía renovables sufrieron. Sin embargo se ha producido la completa recuperación desde entonces. De hecho los alcaldes en EEUU no están siguiendo a Trump. Mercado de dos billones de dólares que crece al 6-7% En conjunto estamos ante un mercado de dos billones de dólares en ventas que crece al 6-7% anualmente con amplio impacto en toda la economía, incluso en caso de crisis pues incluye tecnologías de cada vez mayor demanda. Este mercado medioambiental está dominado por el segmento de gestión de residuos y reciclado, uno de los mayores, si bien muchas de esas compañías son de capital privado, no cotizadas, en una industria muy fragmentada. Sin embargo, en esta área invierten en grandes cotizadas, «especialmente de EEUU y Canadá, que representan entre 15 y 20% de este mercado y se han comportado bien muy bien los últimos años, atribuible al proceso de consolidación«, capacidad suficiente para mantener los estándares medio ambientales requeridos y el hecho de que son propietarias de los grandes vertederos. Tras haber pasado el filtro de mínimo impacto medioambiental según los nueve límites del planeta llegamos a un universo de 400 empresas cotizadas, universo que se va ampliando cada año con 20 a 25 salidas a bolsa. Estas empresas deben mostrar al menos 20% de exposición a desarrollo de soluciones medioambientales. Así que estadísticamente es difícil que tengan peso excesivo en algún área. Además seguimos al índice y de hecho la participación activa es del 97%, con 29% de valores fuera de índice (una alta “participación activa” caracteriza a gestores activos de fuertes convicciones. Es la suma de la proporción del peso de cada acción en el fondo respecto al índice de referencia y varía de cero a 100%).
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