La UE da un paso adelante en la crisis del Mediterraneo

En la cumbre extraordinaria, convocada este lunes tras el naufragio y que tendrá lugar este jueves, se pretenderá establecer una serie de medidas inmediatas para evitar nuevas catástrofes migratorias en el Mediterráneo, entre las que deberá encontrarse el reforzar las operaciones de la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex), según ha comunicado The Guardian. 

La Unión Europea espera que los dirigentes de los países parte de la organización cooperen y den respaldo político a la problemática migratoria en el Mediterráneo. En estas líneas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha comunicado que "la situación en el Mediterráneo es dramática, no puede continuar así. No podemos aceptar que centenares de personas mueran al intentar cruzar el mar camino de Europa". A lo que ha añadido, "espero que la Comisión y el Servicio de Acción Exterior presenten opciones para medidas inmediatas y espero que los Estados miembros contribuyan inmediatamente".

La situación parece repetirse. Ya en octubre de 2013, los dirigentes europeos se comprometieron a adoptar medidas tras el naufragio de una embarcación en la isla italiana de Lampedusa, en el que murieron más de 300 inmigrantes. Este compromiso no ha tenido resultado debido a las continuas diferencias entre los países del sur, mas afectados por esta situación, y que reclaman una mayor cooperación europea, y los del norte, que afirman dar mucha ayuda acogiendo a refugiados.

En este contexto, España ha mostrado una postura de apoyo al salvamento de inmigrantes pero, también ha reclamado tener en cuenta el efecto llamada y evitar favorecer a los traficantes de humanos. Según el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, España cooperará como lleva haciendo desde la crisis de los cayucos en 2006 con Senegal y Mauritania, aunque destaca que la situación se agrava por la ausencia de estado en Libia.

La Agencia de Control de Fronteras ha puesto en marcha la operación Tritón, que sustituye a la misión Mare Nostrum, que lanzó Italia en solitario en octubre de 2013 con la tragedia en Lampedusa. A diferencia de la operación italiana, dedicada al salvamento y rescate de inmigrantes, la puesta en marcha por Frontex, con un presupuesto de 2,9 millones de euros al mes, un tercio de lo que costaba el mandato Mare Nostrum, tiene como objetivo la vigilancia y el control de las fronteras.

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