La urgencia de una moneda devaluada

Este domingo, los ciudadanos helenos tienen una nueva cita con las urnas y, aunque estas elecciones han despertado mucho menos interés que las de enero, vuelven a traer al país a la actualidad de los mercados financieros. Syriza y Nueva Democracia, a la par en las encuestas, son los partidos candidatos a alzarse con la victoria y suponen, para los analistas, el mantenimiento del statu quo. Esto es, cumplimiento del acuerdo alcanzado con los acreedores para el tercer rescate del país.

"La crisis de Grecia la vemos reconducida a corto plazo. Incluso sin conocer aún el resultado de las nuevas elecciones este mismo domingo, gane Syriza o Nueva Democracia. En ambos casos, gobierno de coalición o en minoría, el compromiso en este momento es mantener el acuerdo firmado con los acreedores oficiales. El objetivo entonces tras las elecciones pasará por incorporar al FMI en el nuevo programa de rescate, probablemente tras la primera revisión en octubre", explican desde Citi.

Sin embargo, Capital Economics llama la atención sobre la "puesta en marcha de la recuperación económica que Grecia necesita tan desesperadamente" y recuerda que las debilidades y problemas del país aún permanecen. Para la firma, "el acuerdo de rescate puede deshacerse rápidamente" y los acontecimientos recientes (dimisión del primer ministro, Alexis Tsipras, y convocatoria de nuevos comicios), no hacen si no aumentar la desconfianza ya existente entre sus socios europeos y aumentar los riesgos.

Así, más allá de las turbulencias que causaría una salida del país del euro, estos expertos destacan los efectos positivos que tendría una moneda devaluada sobre la debilitada economía helena. En primer lugar, destacan el mayor atractivo para los turistas: los recientes descuentos y la caída de la moneda única ya han aportado más visitantes al país.

Por ejemplo, si una divisa más débil llevara a un 20% de los turistas que acudieron a Turquía en 2014 (37 millones) a Grecia, con un gasto y una duración promedio de la estancia semajantes, esto sumaría cerca de 4.000 millones a los ingresos del sector en comparación con el año pasado. "Dado que el turismo representó un 7,2% del PIB en dicho ejercicio, esto aumentaría el mismo en cerca de un 2%", calculan.

Con todo, reconocen, no todas las exportaciones se verían beneficiadas por una devaluación. Es el caso de los servicios de transporte, que en 2014 supuso un 23% de las exportaciones totales y está dominado por el transporte marítimo; también las de combustibles, ya que tienden a valorarse en dólares, o las químicas. Sin embargo, las ventas de bienes y alimentos manufacturados, de productos metálicos (como barras de aluminio y hierro), cemento o textiles si recibirían un impulso de una moneda más débil. Pues, en muchos casos, las materias primas de estos productos se encuentran dentro del país; el gap de capacidad existente y el margen que tiene Grecia para aumentar el valor agregado de sus exportaciones manufacturadas.

Además, afirman, "incluso si nos equivocamos y las exportaciones no se ven impulsadas por una devaluación monetaria, todavía vemos una mejor posición exterior neta, ya que los hogares y las empresas se inclinarían a sustituir los productos importados más caros por los bienes de producción nacional más baratos".

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