Pekín, desde el 28 de marzo, ha prohibido la entrada de los españoles a China (salvo personal diplomático o “trabajadores esenciales”). Las PYMES, sin embargo, son quienes más están sufriendo esta medida.
“Cuando lo peor de la epidemia estaba sucediendo en China, España nunca cerró sus fronteras a los residentes chinos”, señalan diferentes fuentes consultadas por DIRIGENTES. La colonia española no es demasiado numerosa. La Cámara de Comercio, sin ir más lejos tiene menos de trescientas empresas asociadas. Y los profesionales españoles afectados por el cierre fronterizo apenas alcanzan los doscientos, incluidos sus familiares, muchos de ellos residentes en Shanghai.
“No sería complicado gestionar unos protocolos, incluidas cuarentenas, sobre una comunidad tan reducida”, lamentan otros afectados en conversación con DIRIGENTES. La situación, analizada individualmente, es insostenible. Muchas firmas están abonando salarios o alquileres con todo su personal fuera del país. Y algunas, ante la incertidumbre, se han visto obligadas a cerrar después de muchos años en China.
Las autoridades diplomáticas de España en China, hasta este momento, han conseguido el retorno del personal esencial en los sectores tecnológico, logístico e industrial. Otro problema, sin embargo, son los vuelos disponibles (escasos, además de bastante más caros). Entre las embajadas europeas se especula con una apertura de la frontera en julio. “Si los turistas chinos pueden entrar en la UE, libremente, no tendría sentido restringir el retorno de nuestros residentes a China”, señalan fuentes diplomáticas a DIRIGENTES.
Según una encuesta interna de la Cámara Oficial de Comercio en China, ocho de cada diez firmas españolas verán reducir sus ingresos notablemente durante 2020. Y la economía china, en el mejor de los casos, apenas está previsto que crezca un 1%.
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