La actividad productiva en nuestro país sufrió un severo retroceso durante el tiempo que duró la crisis económica. Prueba de ello es que los créditos que recibieron fueron considerablemente menores a los de la época anterior. Las empresas españolas recibieron 591 mil millones de euros desde 2007 hasta 2017, un 37% menos, en comparación con los 943 mil millones de euros.
Son datos que aporta la consultora AIS Group, que revelan la caída en el crédito que han sufrido todos los sectores de actividad, desde agricultura, industria, construcción y, en especial, el sector de la construcción. En concreto, las empresas constructoras reciben una quinta parte de los préstamos que obtenían antes de la crisis (153 mil millones de euros en 2007 frente a los 34 mil millones de 2017).
Aunque es cierto que la construcción ha vuelto a situarse como uno de los motores de la economía española, el subsector servicios de intermediación financiera ha mantenido e incluso aumentado su actividad en lo que a créditos se refiere. De esa forma, el crédito a empresas pasó de 32 mil millones en 2007 a 80 mil millones en 2017 (+148%).
En cualquier caso, tanto la caída de la construcción como la posición más estable del sector servicios han provocado que cambie la importancia de los distintos sectores económicos en el cómputo de los créditos. Por ejemplo, el sector de la construcción ha reducido su peso en este sentido en diez puntos porcentuales, al pasar de acumular el 16% del crédito en 2007 hasta el 6% en 2017. Mientras, en el caso de los servicios sucede lo contrario, ya que se eleva desde el 66% hasta el 72% durante el año pasado.
La morosidad se estabiliza
La explosión de la burbuja inmobiliaria junto al resto de desencadenantes de la crisis española también afectó a los pagos de las empresas de sus préstamos. Se puede observar cómo a partir de 2007 la morosidad se incrementa hasta alcanzar su techo en 2013, con un 20,3%, mientras que en el caso de la construcción esa cifra se eleva al 34,3%.
Aunque las constructoras han reducido el retraso en sus pagos, la tasa de morosidad aún es del 24,1%. En términos generales, a finales de 2017 se mantenía en el 7,8%, con las empresas del sector primario como mejores pagadores y una tasa de mora del 7,5%, si bien es cierto que su peso es reducido al suponer el 3% de los créditos.
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