La autoridad monetaria norteamericana ha dejado claro qué tiene que pasar para que llegue la próxima subida de tipos (en diciembre se produjo la primera en casi una década): que se acelere el crecimiento en el segundo trimestre (los últimos datos apoyan esta idea), que el mercado laboral se fortalezca (con un ritmo de creación de empleos de 150.000 al mes) y que la inflación repunte acercándose al objetivo del 2% (también se avanza en esta dirección ante la depreciación del dólar y el ‘efecto escalón’ del petróleo).
Coinciden los expertos en señalar que sobre estos tres factores parece "más que posible" que se incremente el precio del dinero en junio. Así, el consenso da una probabilidad del 32% a un aumento en dicho mes (frente al 12% previo), del 47% en julio y del 62% en septiembre (antes había que esperar a noviembre para ver porcentajes que superaran el 50%).
"En cualquier caso, la Fed también deberá tener en cuenta el contexto global, con especial atención al referéndum sobre el encaje de Reino Unido en la Unión Europea (UE), que tendrá lugar el 23 de junio, justo una semana después de su reunión del día 15", recuerda Renta 4. Y también Citi: "¿Dónde queda la estabilidad financiera? ¿La situación de los mercados financieros internacionales? No, sobre esto no dicen nada. Lo que no significa que no lo tengan en cuenta. Esto es lo que ocurrió a principios de año".
Para su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, el banco central "debería preparar más al mercado si realmente va a subir tipos el próximo mes. Y convencerle de que la economía norteamericana (y la mundial) son capaces de absorber esta normalización monetaria sin problemas. Estamos lejos de que esto, llamémoslo transparencia, se haya logrado por el momento". Así, no ve la subida de tipos en junio, aunque sí comienza a barajar julio, salvo que suframos un nuevo shock como el del comienzo de 2016.
La Fed se suma al riesgo de Brexit y a la renovada debilidad de China y este experto no cree que los mercados estén preparados para soportar todo esto. Ahora bien, con ello no anticipa "una nueva caída libre de los precios de los activos de riesgo. Pero sí una mayor inestabilidad y estrechez. Un caldo de cultivo propicio precisamente para potenciales correcciones en los precios. Sólo correcciones", tranquiliza.
Mientras, Capital Economics destaca que la autoridad monetaria "ha sido muy reacia a sorprender a los mercados", por lo que la probabilidad de un incremento en junio es inferior a 50/50, pero, estos expertos siguen apostando por dos aumentos del precio del dinero este año, "muy probablemente en septiembre y diciembre", hasta cerrar el ejercicio entre el 0,75% y el 1,00%.
Así, en lo que respecta a la deuda, señalan: "Las rentabilidades de los bonos del Tesoro estadounidense siguen presionadas por múltiples fuerzas, además de las bajas expectativas de los tipos y algunas de las cuales permanecerán durante el próximo año o dos. Sin embargo, dudamos que éstas eviten un incremento de las yields a medida que la política monetaria sea más estricta de lo que los inversores en este tipo de activos están anticipando".
Estos inversores, detallan, no tienen un buen historial anticipando un endurecimiento de este tipo, pues subestimaron su magnitud en los tres ciclos previos. Así, esperan que la rentabilidad de los bonos del Tesoro a diez años suban "sustancialmente" en 2017 y alcancen el 3%, cifra que contrasta con el entorno actual del 1,8%.
En la deuda high yield se fija ETF Securities y concluye: "Sin materias primas, los fundamentales están menos comprometidos de lo que descuenta el mercado. Con la morosidad en mínimos post-crisis, creemos además que los temores a una recesión en Estados Unidos son exagerados. En nuestra opinión, este segmento ofrece unas de las mejores yields ajustadas a riesgo en el universo de la renta fija".
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