"Más allá de la creciente sensación de impotencia del banco central se encuentra la percepción fundamental de que la política monetaria ha sido el único ‘as bajo la manga’ y que el Abenomics se ha basado principalmente en una sola flecha, en lugar de las tres anunciadas", apunta Maxime Alimi, estratega del equipo de research de AXA IM. Y recuerda que este ‘plan’ fue diseñado para impactar y "trabajar con rapidez o no funcionar en absoluto", por lo que es normal que "con unos resultados claros aún ‘ausentes’, las dudas crezcan y haga falta un giro".
De momento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado con fuerza sus previsiones para la economía nipona en su informe de primavera. Ahora espera un crecimiento del 0,5% este año, medio punto porcentual menos que en enero, y una contracción del 0,1% para 2017.
Mientras, la desconfianza entre parece clara: fuertes ventas de acciones por parte de los inversores extranjeros, posicionamiento largo especulativo en yenes en máximos de varios años y expectativas de inflación de nuevo en cero.
Aunque las políticas implementadas desde 2013 "dieron lugar a un fuerte impulso en los beneficios empresariales, las compañías adoptaron un posicionamiento conservador y tratan estas ganancias como excepcionales o no recurrentes y, por tanto, no las destinan a inversiones o salarios", explica Alimi. Al mismo tiempo, los hogares sufrieron fuertemente la subida de impuestos de 2014 y los temores sobre la inflación han dado lugar a un largo episodio de caída del gasto…
En este contexto, indica, el BoJ se ve presionado para hacer más, al tiempo que se encuentra en una encrucijada que podría resolverse reduciendo aún más los tipos ("una estrategia audaz pero arriesgada dada la incertidumbre sobre el impacto en la banca") o renunciar a esta herramienta y acudir a otras como la compras de REITs (socimis) y Bolsa.
Con todo, la firma no tiene claro que "cualquiera de estos caminos sea suficiente para resolver la crisis de credibilidad actual". Así, apunta a una tercera vía: "Una mayor coordinación entre las políticas monetarias y fiscales, dar pasos efectivos hacia la financiación monetaria o el ‘dinero helicóptero’". Por ejemplo, que el Banco de Japón se comprometa a comprar una parte de las emisiones de bonos nipones en el mercado primario cada año; o una reducción de impuestos.
Desde Citi, recuerdan la existencia de un dicho en los mercados que pasa por "no quemar cartuchos inútilmente… especialmente si sus efectos ya se reflejan en los mercados", al tiempo que reconocen que "no hay nada más peligroso que un mercado decepcionado". Difícil tarea la de la autoridad monetaria nipona, reconoce su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano. Entre no malgastar margen de maniobra y mantener las expectativas en nuevas medidas…
Por ello, no está convencido de que éstas se vayan a materializar en el corto plazo, a pesar de que la reciente escalada del yen sea un argumento de peso para más recortes de tipos y/o compras de activos. En este sentido, apunta: "¿Por qué aplazar una decisión que podría tener impacto negativo en la divisa? Quizás, precisamente por eso, para evitar suspicacias a nivel internacional, considerando que la reunión del G7 en mayo se celebrará precisamente en Japón".
Asimismo, coincide con AXA al reconocer el debate en torno a los beneficios de los tipos negativos y afirma: "Más efectivo, a corto plazo, podría ser aprobar un nuevo paquete fiscal expansivo", aunque tampoco lo espera antes del G7.
Mientras tanto, recordemos las palabras de Joël Le Saux, gestor del fondo Oyster Japan Oportunities. "El mercado japonés siempre ha sido la eterna esperanza de los inversores, pero a menudo se han visto decepcionados con una economía que no termina de despegar (…) Sin embargo, si se analiza la situación más allá de los grandes indicadores macroeconómicos, la realidad es que esconde interesantes oportunidades para los inversores, aunque hay que ser muy selectivos".
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