Los jóvenes rara vez hacen lo que dicen sus padres. Ocurre lo mismo en todas las culturas. Pero en Alemania empieza a ser un problema. Hay 135.000 empresas que, según Statista, están listas para cambiar de manos la gestión, pero no encuentran sucesor. Esta es una de las razones por las que una productora de televisión alemana, pro.tv produktion de Colonia, ha creado un nuevo formato de televisión: “Thronfolger gesucht” (se busca sucesor al trono): “Miles de pequeñas empresas tienen que cerrar en los próximos años si no encuentran a alguien que tome el volante. Es un problema para todos. Se pueden perder muchos puestos de trabajo“, dice el jefe de la productora Uli Wilkes.
Faltan hijos y voluntad para seguir creciendo
Michael Rohrmair, consultor y empresario (Beacon Invest), cree que no sólo es un problema de que haya menos niños en Alemania: “Los propietarios también deciden cada vez más pronto que quieren vender. A mitad de los 40 años, quieren hacer de repente otra cosa, y entonces los hijos todavía no están preparados para tomar el relevo”. También es un hecho el que los jóvenes, muchas veces, no quieran seguir el negocio tradicional de sus padres, puede que para evitar problemas: “Prefieren crear su propia empresa”, dice Rohrmair. Mientras, muchas de las empresas alemanas sin futuro jefe tienen en su mayoría más de 50 empleados, por lo que se corre con un posible cierre y el riesgo de perder muchos puestos de trabajo. En España, las pymes que buscan un relevo no suelen superar los 50 trabajadores.
Hay pocas personas como el español Oscar Santiago Abad, que ha retomado el difícil negocio del tallador de su padre y sigue siendo muy feliz, aunque no le da para poder formar a alguien: “Así este oficio va a morir”. Y probablemente, después de él ya nadie de la familia vaya a seguir: “Ya somos casi los únicos que hacen esto. Es triste, pero también es cierto que el mercado manda, y si otras cosas son más interesantes, nadie sigue con algo como trabajar el cristal”. Además, a un negocio como el suyo no se le puede fijar fácilmente un precio de compra, que normalmente se base en un cashflow descontado. “Esto tiene un valor tradicional y cultural que es difícil de calcular”, dice el segoviano.
¿De ‘made in Germany’ a ‘made in China’?
Las grandes compras empresariales e industriales en Alemania están claramente en manos de los chinos. Así, empresas muy tradicionales alemanas del Mittelstand como Putzmeister, un especialista en bombas de cemento, se convierte desde su compra por la china Sany en un líder global en este segmento. “Pero en las operaciones más pequeñas, de entre tres y cien millones de euros, lideran inversores alemanes o de otros países europeos”, dice Rohrmair, que alerta de no subestimar la importancia de la comunicación con los empleados durante este proceso de adquisición: “Si estos no están contentos con el cambio y se van, se va todo el conocimiento de la empresa y puede ser que todo se convierta en un fracaso para el comprador”.
Lo que es interesante es que a los inversores les gusta, según Rohrmair, invertir en ‘old economy’ para reducir riesgos y tener ingresos estables. Esto también va por los chinos, que hacen de un “made in Germany” un medio “made in China”, aprendiendo mucho del bien hacer alemán y de la industria. El consultor alemán destaca que la mayoría de las empresas, ahora en venta en Alemania, no tienen problemas financieros: “Nuestro portfolio está lleno de pymes con un buen estado de salud”. Pero aun así, el problema que tiene la economía alemana de encontrar sucesores es ya tan grande que el Estado, junto con otros actores públicos, ha creado una página web donde interesados pueden buscar activos por todo el país que están en venta: www.nexxt-change.org .
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