Linde: la crisis fue «un tsunami monstruoso»

Seis años han pasado desde que Luís María Linde se sentó por primera vez en la silla de gobernador del Banco de España. A punto de levantarse en apenas dos semanas, el próximo 8 de junio, el dirigente aún ve importantes retos para la economía española, a pesar de que hay razones para confiar en ella tras una «situación dramática». España se subió a una montaña rusa allá por 2006, momentos en los que podía compararse con Finlandia en virtuosismo económico. Desde ahí, nuestra economía volvió a tocar suelo con una burbuja que llevó a una primera recesión en 2010 que, en opinión de Linde, España había soportado con fortaleza. Después, la segunda recesión de 2012, año en el que entró al Banco de España, la deuda en referencia al PIB se había elevado en 50 puntos porcentuales. Linde fue testigo directo y parte en aquellos sucesos y, aunque desde 2013 se viene produciendo una «incipiente recuperación», «no se puede caer en la complacencia». Aún existen problemas que se deben abordar, como el desempleo, con la tasa más alta de la Unión Europea solo por detrás de Grecia. Y el problema no se queda ahí, ya que «si no se resuelve el desempleo, no se resolverá la desigualdad», en unas cifras que, según ha explicado Linde en un desayuno organizado por El Independiente, «son inaceptables». Sin embargo, la mejora de la competitividad de la economía española ha favorecido las exportaciones con niveles nunca vistos, en uno de los aspectos más positivos que ha dejado la crisis. En el sentido estrictamente bancario, Linde señala a 2012 como el año en el que «se empezaron a enfrentar los problemas». A día de hoy se ha reducido la «hipertrofia» del sistema bancario español, con otras características que también han cambiado, como una menor exposición a los activos dudosos, así como la existencia de un menor número de oficinas. De todas formas, el dirigente cree que «hay margen» para una mayor concentración bancaria, y es algo que «se va a tener que abordar porque va a ser bueno para el sistema bancario y para la economía». Todo ello con una preparación anticíclica pionera por parte del Banco de España que «estaba preparada para una crisis, pero no para un tsunami monstruoso como el que ocurrió». El gobernador también se ha referido a otros asuntos, como el de las pensiones, en el que considera que el principal problema es la demografía y es lo que da origen a todo lo demás. Así, cree que hay que enfrentarlo lejos de la demagogia y de una forma racional. Así, no le gusta la propuesta de financiar las pensiones mediante un impuesto a la banca. Reduce la cuestión a una máxima: el sistema de pensiones es sostenible si hay financiación. Además, cree que tendría sentido si existiera un impuesto común a nivel europeo algo que «no ha llegado ni va a llegar». Ahora bien, las propuestas pueden ser viables si se explica bien cómo se pretenden financiar. En cuanto al nacimiento de una posible burbuja, cree que no hay peligro. Desde su punto de vista, la clave está en que las cifras de crédito son adecuadas, por lo que «no hay temor a que se produzca» una burbuja inmobiliaria, teniendo en cuenta que el precio de la vivienda había bajado un 50%. Por último, en referencia al déficit, considera que hay que frenarlo. Es una situación tiene como consecuencia la «falta de márgenes de libertad en el presupuesto», por lo que la única salida es tratar de reducirlo.

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