California es el tercer estado más grande de Estados Unidos por superficie. Solo Alaska y Texas son más grandes, pero si miramos a su economía, es el que tiene la mayor producción. En concreto su PIB en 2018 superó los 2,5 billones de euros, algo más del doble del de España con unos 8 millones de habitantes menos -en California viven cerca de 40 millones de personas- y una superficie ligeramente inferior a la de nuestro país.
La explicación fácil a estos datos puede consistir en la pujanza de Silicon Valley, el lugar donde se concentran un gran número de los principales gigantes tecnológicos del mundo, tales como Apple, Facebook, Twitter, Alphabet, Oracle o Yahoo entre una lista inabarcable. Sin embargo, a pesar de que esas empresas han favorecido el crecimiento económico, la clave de la economía del Estado Dorado está en su diversidad, según cuenta a DIRIGENTES el profesor de la Universidad de San Francisco (USF), William Riggs.
“La verdadera historia de California es que es una economía muy diversa que se ha adaptado y cambiado con el tiempo”, comenta Riggs. Más allá de la tecnología y de Silicon Valley, este estado cuenta con sectores como los de las manufacturas, los recursos naturales, la agricultura y los servicios profesionales.
En concreto, California se sitúa como el mayor productor de alimentos de Estados Unidos, con exportaciones de 20 mil millones de dólares al año (17,6 mil millones de euros), “una cosa que la gente olvida muchas veces”, dice Riggs. Mientras, en lo que respecta al sector vinícola, las exportaciones se elevaron hasta los 40 mil millones de dólares (35 mil millones de euros).
En ese sentido, la diversidad no solo se plantea desde el punto de vista económico, también hay que tener en cuenta la vertiente social. “Tiene una población que es diversa tanto a nivel étnico como nacional”, explica Riggs, “es un estado de inmigrantes” concluye. El valor de esa circunstancia es que se ha conseguido atraer talento, si bien no está claro si esa llegada de trabajadores tuvo que ver con que ya existía capital, o si fue el propio talento el que atrajo las inversiones.
“De cualquier manera, esta combinación creó un rápido crecimiento del empleo”, en especial en “lugares como San Francisco y Los Ángeles”, dice Riggs. Esto ha provocado dos situaciones que también analiza Jerry Nickelsburg, director de la unidad de Previsiones de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA). Según Nickelsburg, California ha tenido tanto crecimiento durante los últimos años que ahora “se está quedando sin personas para trabajar”, lo que ha producido una desaceleración de la expansión económica.
“Sin embargo, la prosperidad económica se ha convertido claramente en la norma de California, hoy en día”, cree Nickelsburg. En ese sentido, el riesgo es que tanto los sectores con un crecimiento más lento como la fabricación de bienes, así como los sectores más dinámicos, como los de servicios de la información, “han impulsado el crecimiento económico más rápido que el crecimiento del empleo”, analizan desde UCLA.
¿ES POSIBLE UN ‘CALEXIT’?
Para Riggs, este hecho se explica por los déficits que existen en las infraestructura de vivienda y transporte, sobre todo en las grandes ciudades. “Estos espacios no pueden satisfacer la demanda de empleo”, avanza, “ahora se encuentran víctimas de su propio éxito”. Por ello, el investigador de la USF cree que antes de generar crecimiento económico, “las ciudades tienen que asegurarse de invertir en vivienda e infraestructuras al mismo tiempo que generan empleo”.
En todo caso, la producción de este estado de la costa oeste ha suscitado la aparición de “un puñado de debates” acerca de su posible proclamación como estado independiente. “Tiene fuertes vínculos culturales y económicos”, examina Riggs. Por ello, “aunque tal escenario es posible, también es altamente improbable”, sentencia. Por otro lado, habría que tener en cuenta la creación de otros costes económicos que podrían dejar en nada los beneficios, como la creación de una frontera de 1.280 kilómetros entre montañas con otros tres estados norteamericanos y México, la acuñación de moneda o la necesidad de crear un ejército.
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