La llegada de Carles Puigdemont a Bruselas y parte de su equipo está sacudiendo al Gobierno belga y el Ejecutivo Comunitario. Desde que el ex presidente de la Generalitat decidiese refugiarse en Bélgica no hay día que las preguntas en una rueda de prensa ya sea a nivel nacional o comunitario la situación de Cataluña no tenga presencia. Y así sigue. Hoy aterrizaban en Bruselas 200 alcaldes independentistas, decididos a explicar el procès allí donde les dejen. Se trata de una iniciativa organizada por la Associació de Municipis per la Independència (AMI) y la Associació Catalana de Municipis (ACM). La mayoría de los alcaldes han llegado en avión pero otros han optado por llegar en coche. Su objetivo: ofrecer esta tarde una rueda de prensa de apoyo a Carles Puigdemont y en defensa de la república de Cataluña. Está prevista en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas porque las instituciones europeas han cerrado sus puertas para albergar este tipo de eventos. Carles Puigdemont y sus cinco ex consejeros tienen también vetada su entrada en el Parlamento Europeo, uno de los grandes escenarios en los que se ha movido el independentismo con Raúl Romeva como eurodiputado, tras la decisión judicial. Comienza así en el exterior la campaña del independentismo. Los eurodiputados Jordi Solé, Josep-Maria Terricabras y Ramón Tremosa han convocado para hoy varios actos en la capital belga, y hay también prevista una fotografía frente a la sede de la Comisión Europea para plasmar el apoyo a Puigdemont de todos quienes han querido llegar a Bruselas. Actos como éste suponen un quebradero de cabeza para las instituciones europeas que tienen que dar respuesta a, por ejemplo, por qué no lo acogen. En el caso del Parlamento Europeo, para que pudieran entrar el ex presidente de la Generalitat y su equipo, que se encuentran en libertad vigilada por la justicia belga, necesitarían una autorización del propio juez. Y aunque se ha intentado reservar alguna sala de la Eurocámara para poder celebrar algún acto, el grupo ALDE al que pertenecen no lo ha permitido. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también era interrogado para conocer su postura desde la llegada de Puigdemont. Invariable, como desde el principio Juncker recordó que el Estado de Derecho no está siendo violado por autoridades españolas sino que quienes violan la ley son quienes no respetan la Constitución española. Y en el ámbito nacional, el Gobierno belga también se ha visto obligado a dar explicaciones por Cataluña. El primer ministro del país, Charles Michel, hablará mañana ante la Cámara sobre la crisis catalana después de la llegada de Puigdemont a Bruselas. A pesar de que en su momento emitió un comunicado para dejar claro que su Gobierno no había tenido nada que ver en la decisión de venir a Bruselas por parte de Puigdemont, su comparecencia llega después de que su ministro del Interior, Jan Jambon, —y perteneciente al partido nacionalista con quien gobierna en coalición—, dijese que Madrid había ido demasiado lejos con la encarcelación de parte del Gobierno de la Generalitat. Una declaración que no sentó demasiado bien al Gobierno español y que no ayuda a reducir la tensión entre ambos países tras la llegada de Puigdemont a Bélgica.
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