Con los votantes todavía enfadados por la crisis financiera de 2008 y la aparición de varios nombres de miembros del Gobierno en un escándalo sobre paraísos fiscales este año, los islandeses buscaron sacar del poder a la coalición de centro derecha en su actual configuración. El mayor grupo, el Partido Progresista, han perdido más de la mitad de sus votos en las elecciones de este sábado, después de que el primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson dimitiese tras las revelaciones del escándalo de los «Papeles de Panamá». Pero el Partido Pirata, fundado por un grupo de activistas de Internet, tampoco ha conseguido alcanzar los resultados que le otorgaban las encuestas. Aunque triplicó los votos de las elecciones de 2013, se colocó tercero con un 15%. En cambio, los votantes perecen haber reconocido los esfuerzos para estabilizar la economía tras la crisis de 2008. El Partido de la Independencia, que compartió el poder junto con el saliente gobierno, ha sido el ganador en las elecciones, con un 29% de los votos. Ningún partido ha conseguido una mayoría clara y el presidente Gudni Johannesson aún tiene que indicar a qué partido dará el mandato de formar el próximo Gobierno. Por su parte, el primer ministro islandés, Sigurdur Ingi Johannsson, ha anunciado su dimisión tras no haber logrado la mayoría en las elecciones legislativas celebradas ayer. Poet Birgitta Jonsdottir, que lidera el Partido Pirata, ha declarado a Reuters que está contenta con los resultados. «Nuetras predicciones internas mostraban de un 10 a un 15%, por lo que estamos en lo más alto del rango. Sabíamos que no íbamos a conseguir el 30%», ha afirmado. Los seguidores del movimiento pirata de 15 países, junto con ex trabajadores de la campaña del ex candidato a la presidencia de Estados Unidos Bernie Sanders, habían visitado Reikiavik para apoyar al partido islandés, esperando que tuviese una oportunidad para formar el próximo gobierno y asestar otro golpe a la política tradicional. Tanto el Partido de la Independencia como el Partido Pirata, cuyos fundadores se consideran «hacktivistas», han descartado por ahora trabajar juntos, aunque esto podría cambiar durante las negociaciones de los próximos días. Izquierda-Verdes quedaron segundos con un 16%.
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