De acuerdo con un estudio publicado el año pasado por la National Foundation for American Policy, más de la mitad de las empresas emergentes en Estados Unidos que están valoradas en más de mil millones de dólares fueron fundadas por inmigrantes. La orden ejecutiva que ha firmado el presidente Trump restringe la inmigración de siete países de mayoría musulmana. Un gran número de compañías norteamericanas han mostrado sus quejas, mientras otras han guardado silencio al respecto. Mark Parker, director ejecutivo de la multinacional Nike, denunció la orden, llamándola una «amenaza» para los valores de la compañía. Mark Field y Bill Ford, CEO y presidente ejecutivo respectivamente, de la automovilística Ford Motor Company decían en un comunicado que «el respeto por todas las personas es un valor fundamental de Ford Motor Company, y estamos orgullosos de la rica diversidad de nuestra empresa aquí en casa y en todo el mundo». «Por eso no apoyamos esta política ni ninguna otra que vaya en contra de nuestros valores como empresa». Incluso en Wall Street, donde las empresas tienden a evitar compromisos públicos en el discurso político, la orden del presidente inspiró desaprobación. A pesar de las nominaciones de varios ex de Goldman Sachs en el gabinete del presidente Trump, el CEO de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, denunció la medida en un comunicado interno. «Ser diverso no es opcional», escribió Blankfein, «Es lo que debemos ser», decía el CEO de Goldman Sachs. El CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, también defendió las virtudes de la diversidad. Otros que se unieron al malestar fueron el CEO de Mastercard, Ajay Banga, y el CEO de Citigroup, Mike Corbat, que dijeron que estaban «profundamente preocupados» por esta medida. Otros grandes bancos, que también confían en inmigrantes altamente calificados, han tomado un tono más moderado. Wells Fargo dijo que estaba «revisando» la orden y Morgan Stanley dijo que estaba «siguiendo de cerca la evolución» de la medida. Silicon Valley se pronuncia en contra No es de sorprender que las críticas al orden de la administración Trump hayan tenido mayor eco en Silicon Valley, donde varias compañías reclutan a sus empleados del extranjero. El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, fue uno de los primeros en denunciar la prohibición, reiterando que «Apple no existiría sin la inmigración, y mucho menos prosperaría e innovaría como lo hacemos» y recordó que el padre del fundador de Apple, Steve Jobs, emigró de Siria. Por su parte Mark Zuckerberg escribía en un post de Facebook: «necesitamos mantener a este país a salvo, pero debemos hacerlo concentrándonos en personas que realmente representan una amenaza». Según publican varios medios, el cofundador de Google, Sergey Brin, que llegó a Estados Unidos cuando era un niño para escapar de la persecución religiosa, se encontraba entre los manifestantes en el aeropuerto internacional de San Francisco durante el fin de semana para protestar por la prohibición de entrada al país de musulmanes. «Estoy aquí porque soy un refugiado», le dijo a Forbes. Según la publicación Quartz más de dos docenas de empresas de tecnología se oponen a la orden de inmigración, incluyendo algunas como Twitter, Netflix, Salesforce, Microsoft, Expedia y Amazon. Estas tres últimas han mostrado su apoyo a la Oficina del Procurador General del Estado de Washington, que está demandando a un tribunal federal para detener la orden de Trump. Por su parte, Airbnb, la plataforma online para alquilar viviendas o habitaciones, criticó al presidente y anunció que ofrecería alojamiento gratuito a cualquier persona afectada por la orden ejecutiva. Boicot en las redes para Starbucks y Uber Empresas conocidas mundialmente como la cadena de cafeterías Starbucks que opera en 75 países, también se mostraban contrarios a la orden ejecutiva. Su consejero delegado Howard Schultz, comunicaba que iba a emplear a 10.000 refugiados. «Tenemos una larga historia de la contratación de jóvenes en busca de oportunidades en todo el mundo. Es por eso que estamos duplicando este compromiso y daremos oportunidades para los que huyen de la guerra, la violencia, la persecución y la discriminación». Tras este anuncio, los partidarios del presidente Donald Trump se apresuraron a criticar la postura de la compañía y cargaron contra la multinacional. Pedían a través de las redes sociales con el hashtag #BoycottStarbucks que no compraran productos de estas cafeterías ya que era «antiamericano». Por todo lo contrario se pedía el boicot de Uber en las redes sociales. El el CEO de la compañía, Travis Kalanick, defendió la decisión de la empresa de trabajar con el gobierno Trump. Los contrarios a Trump se manifestaron encadenados a las puertas de entrada de la sede de Uber, y se pedía a todos aquellos contrarios a Trump con el hashtag #BoycottUber, que usaran el principal competidor de Uber, Lyft.
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