La tasa de empleo entre la población inmigrante aumentó 10,7 puntos porcentuales (de 49,7% a 60,3%), mientras la de los españoles (nacidos en España) lo hizo cuatro puntos (de 56,8% a 60,8%), según Funcas en un artículo en Focus on Spanish Society.
La mejora ha sido particularmente notoria entre los inmigrantes económicos jóvenes (16-29 años): en el primer trimestre de 2014, los ocupados en este grupo de edad eran 134.900 y en el último de 2015 llegaron a 163.300. Así, mientras la tasa de empleo de los españoles de 16 a 29 años aumentó 1,5 puntos durante ese periodo (de 34,6% a 36,1%), en el caso de los inmigrantes de la misma edad la subida fue de 10,9 puntos (de 32,5% a 43,4%).
Esta diferencia sugiere que, a diferencia de lo que ocurrió durante el periodo previo a la crisis, los jóvenes españoles prefieren permanecer en clase y formarse mejor antes de incorporarse al mercado laboral. "Quizás han aprendido la lección de que dejar la escuela de forma prematura y empezar a trabajar es un riesgo, y que niveles educacionales más elevados suponen ventajas laborales", apuntan los expertos.
Respecto a las mujeres, la tasa de empleo ha crecido menos que la de los hombres durante el periodo analizado, aunque hay que tener en cuenta que su caída durante la crisis fue menos drástica. De igual forma, las diferencias entre trabajadoras españolas e inmigrantes son menos significativas que en el caso de los hombres, destaca el artículo.
hemeroteca