Los otros escándalos

Sector inmobiliario: Martinsa Fadesa

Ya han pasado casi nueve años desde que el ladrillo dijo adiós al Ibex 35. En primavera de 2008, y tras la salida de Colonial, ninguna inmobiliaria ha vuelto a formar parte del indicador de referencia de la Bolsa española.

El mayor fiasco del sector fue, sin duda, el que hasta la fecha era el mayor concurso de acreedores de la historia: la inmobiliaria Martinsa Fadesa. Como con otras, la burbuja inmobiliaria acabó con el gigante. En 2007, la deuda de la compañía ascendía a más de 5.000 millones de euros, a los que habría que sumar la deuda con entidades de crédito; en total, más de 7.000 millones de dólares. Desde julio de 2008 y hasta el pasado 29 de octubre, sus títulos estaban suspendidos de cotización.

En marzo de 2011, se aprobó el plan de la inmobiliaria para pagar 7.200 millones de deuda en un plazo de hasta 10 años y levantar el concurso de acreedores, aunque el incumplimiento de este y la falta de liquidez provocaron la liquidación de la empresa, ya que la banca acreedora rechazó la última propuesta presentada por su presidente, Fernando Martín.

Finalmente, la justicia aprobó el plan de liquidación de la empresa el pasado octubre, seis meses después de dictaminar la disolución de la empresa al no poder hacer refinanciar su deuda de 3.200 millones de euros.

Metrovacesa

El estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera también pasaron factura a Metrovacesa, a la que se unieron los enfrentamientos entre la familia Sanahuja y Rivero, expresidente de la firma. Además, y pese a la complicada situación para el sector durante 2007, la empresa realizó importantes e inusuales operaciones: la compra de la sede de Londres de HSBC por 1.600 millones o la compra de ocho edificios en Alemania por 340 millones.

En 2009, Sanahuja tuvo que intercambiar las acciones por deuda con los bancos acreedores, hoy en día principales accionistas del grupo (Santander es el principal accionista, con el 72,5% del capital). La lucha entre 2006 y 2008 librada por la familia Sanahuja para hacerse con el control de Metrovacesa también pasó factura a la inmobiliaria familiar, Sacresa, que entró en concurso con una deuda de más de 2.000 millones de euros.

Tras 72 años cotizando en Bolsa, Metrovacesa abandona el parqué en mayo de 2013 tras la OPA lanzada por los bancos que la controlaban para sacarla de negociación.

Pescanova

A 31 de marzo de 2012, la deuda neta de Pescanova era de 832 millones de euros. Menos de un año después, esa deuda multiplicaba por ocho sus resultados de explotación anuales, hasta los 1.522 millones en noviembre de 2012: los planes de inversión de la compañía no habían salido bien.

Todas las alarmas saltan cuando en marzo de 2013, la empresa anuncia que no va a presentar sus resultados anuales por "la incertidumbre de poder afirmar el principio contable de gestión continuada" después de 2012: la viabilidad de la empresa no estaba asegurada y solicitó la suspensión de la cotización. El 13 de marzo de 2013 se suspende la cotización y la empresa solicita el preconcurso de acreedores.

Poco después, la primera aproximación de la auditora BDO destapaba un agujero de 1.408 millones que no aparecían en las cuentas. Finalmente, la empresa solicita el concurso de acreedores ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo con los bancos.

La banca y los auditores concluyeron que Pescanova escondía a través de sociedad pantalla participaciones en algunas filiales en el extranjero y solo declaraba una participación minoritaria.

Mientras tanto, el entonces presidente de la firma, Manuel Fernández de Sousa, se aferraba al cargo. El dirigente fue finalmente imputado junto a otros miembros de la cúpula directiva por falseamiento de información económica y uso de información relevante, ya que se destapó que había vendido parte de sus acciones a escondidas poco antes de solicitar el preconcurso.

Pese a todo, la empresa supera el concurso de acreedores en mayo de 2014. Tras una ardua batalla interna, finalmente los bancos aceptan asumir el papel de accionistas y Pescanova traspasa su negocio a una compañía nueva, Nueva Pescanova. Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA, CaixaBank y UBI Banca, el G-7 de los bancos acreedores, tomaron el pasado día 26 el control de Nueva Pescanova y nombraron a Jacobo González-Robatto como administrador único. De esta nueva empresa, la antigua Pescanova tiene el 20%. Según la CNMV, de los 725 millones de euros aproximados de pasivos concursales de Pescanova y sus filiales en España, 667 millones han sido cancelados y cedidos por acciones a los bancos. Además, el pasado día 20 se confirmó el aumento de capital de Nueva Pescanova, fijado en 12.187.897 euros.

Parece que no será hasta 2016 cuando Pescanova vuelva a cotizar en Bolsa, a un precio que quedó congelado en 5,91 euros.

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