Según datos del Financial Stability Board (FSB), las 500 mayores gestoras del mundo manejaban cerca de 78 billones de dólares a finales de 2014. Desde los 50 billones que se registraban en 2004. Un crecimiento que sin duda merece especial atención por parte de los reguladores.
Tras una larga reunión celebrada esta semana, los miembros del FSB, que incluyen a nombres de la Fed y el Banco de Inglaterra, han decidido seguir adelante con la propuesta para designar a ciertas empresas de gestión de activos como de importancia sistémica, lo que conllevaría una supervisión más estricta sobre ellas.
De momento, los reguladores planean requerir a estas firmas una mejor y más eficiente divulgación sobre los posibles riesgos de las inversiones a los clientes, reforzando y restringiendo ciertas operativas en momentos de estrés en los mercados. También se está considerando estudiar y limitar los niveles de apalancamiento y el uso de derivados que emplean los gestores, así como operativas como el préstamo de valores. Unas propuestas que han recibido ya un rotundo rechazo por parte de gigantes del sector como BlackRock. Pero es evidente que la importancia cada vez mayor de la industria requiere de la atención regulatoria.
¿Hay riesgo sistémico?
En la consulta de 43 páginas que se está llevando a cabo entre las gestoras, el FSB recuerda que, aunque no ha habido problemas recientes, los fondos pueden "ampliar la tensión del mercado" en momentos de estrés, con fuertes ventas para atender a los posibles reembolsos que pueden generar, a su vez, momentos de pánico entre los inversores. Y eso es lo que quieren evitar los reguladores. Porque, a su juicio, esto podría terminar en problemas de estabilidad financiera. Especialmente cuando se trate de activos menos líquidos y más difíciles de vender.
La SEC estadounidense, ya lleva estudiando este entorno desde finales de 2015, tras el colapso del fondo de renta fija high yield de Third Aveneu. Desde aquel momento, el regulador ya propuso nuevas normas para obligar a los fondos a contar con más efectivo y activos más ‘fáciles de vender’. Algo que, de momento, se ha quedado en una propuesta.
Sobre todo por la firme oposición de la industria, que rechaza de pleno estas preocupaciones sobre el posible riesgo sistémico que puedan generar
De hecho, el Investment Company Institute de EEUU emitió recientemente un comunicado, en el que defendía que los grandes reembolsos en los fondos de deuda de alto rendimiento a finales del pasado año no minaron la estabilidad del sistema financiero, y que los gestores ya han añadido liquidez en períodos de incertidumbre.
Las propuestas de los reguladores son solo un paso más en su intento por reducir posibles riesgos sistémicos más allá de la banca y el sector asegurador, ante el cada vez más importante papel de las gestoras de activos en mercados como la renta fija corporativa, donde han ido ganando cada vez más terreno a la banca tradicional durante la crisis.
Las gestoras tendrán hasta el 21 de septiembre para responder a la propuesta, y la intención es completar las recomendaciones a final de año. El paso siguiente sería decidir qué gestoras de activos pueden ser fuente de un riesgo sistémico. Y es aquí donde la industria se opone de lleno, argumentando que los reguladores han comparado de forma inapropiada su negocio con el de los bancos.
Hace unos meses, el propio IOSCO (agrupación de reguladores) había considerado la posibilidad de estudiar si los fondos de inversión con más de 100.000 millones de dólares en activos son ‘demasiado grandes para caer’. Una idea que encontró la firme oposición de gigantes como BlackRock, Fidelity Investments, Vanguard Group o Pacific Investment Management Co, entre otros.
Todos ellos explicaron que, en vez de una lista con fondos ‘demasiado grandes para caer’, los reguladores deberían centrarse en fórmulas para reforzar la supervisión de productos específicos.
hemeroteca