Cuando el primer ministro Narendra Modi llegó al poder en 2014, lo hizo con un mandato ambicioso que buscaba reiniciar la economía, acabar con la corrupción y atraer la inversión extranjera mediante la modernización de su complejo sistema regulatorio.
Ahora, cerca de cumplir su segundo año de mandato, las ambiciosas reformas de Modi quedan lejos de haberse realizado. Sí que es cierto que India ha eclipsado a China como la economía con mayor crecimiento en el mundo, pues se prevé que en el año fiscal que termina este mes de marzo haya crecido un 7,6%. Además, los bajos precios del petróleo han ayudado a controlar la inflación, mejorar los márgenes corporativos y apuntalar las cuentas corrientes y fiscales.
La apertura de diversos sectores, como los ferrocarriles o la defensa, permitieron a Modi atraer inversión extranjera en 2015 mientras el dinero huía de otros emergentes. Esas entradas han contribuido a engordar las reservas de divisas desde los 47.000 millones de dólares a finales de marzo de 2014 hasta los 350.000 millones de diciembre. Según recoge Bloomberg, eso supone poder cubrir cerca de ocho meses de importaciones, casi el triple de lo que el FMI considera adecuado.
"Make in India"
Modi también se ha propuesto situar a India como un centro de producción mundial. Su programa "Make in India" ha conseguido llegar a las más altas esferas internacionales y captar 400.000 millones de dólares en inversiones en el extranjero. De concretarse este dato, se trataría de la mayor inversión que entra en el país desde los 14 años de los que se tienen registros. El Gobierno espera crear 100 millones de nuevos empleos industriales para 2022 y aumentar el porcentaje que supone la industria para la economía del 18% al 25% para ese mismo año.
Pese a los buenos resultados obtenidos en algunos sectores, no todos los economistas están convencidos de que las cifras oficiales encajen con la realidad. Taimur Baig, economista jefe para Asia de Deutsche Bank se pregunta, según recoge Bloomberg, cómo es posible que el PIB crezca al trimestre un 7% año tras año y las manufacturas crezcan al 12% si los datos muestran un crecimiento de la producción de un solo dígito, las exportaciones registran caídas de dos cifras, se explota un porcentaje muy pequeño de la capacidad total de la industria india y los ingresos cada vez crecen a un ritmo menor. "Francamente no lo sabemos", explica Baig.
Las promesas pendientes
También se han quedado por el camino algunas de las grandes promesas de Modi. Renunció a su promesa inicial de facilitar la adquisición de tierras y el partido de la oposición ha bloqueado repetidamente en el Parlamento un impuesto uniforme de bienes y servicios que perseguía, según Modi, facilitar la apertura de negocios en el país.
El Gobierno indio también mantiene el gravamen retroactivo para las empresas (y que tanto trae de cabeza a los inversores extranjeros) y ha apartado por ahora su ambiciosa reforma laboral que pugnaba por mayor flexibilidad laboral y que tantas protestas suscitó.
Pese a que Modi tiene que luchar contra una oposición que se ha unido para bloquear sus medidas en el Parlamento y a graves conflictos religiosos y de libertad de expresión en el país, el primer ministro mantiene ambiciosos objetivos para el futuro. Para mayo de 2018 aspira a que el 100% de las aldeas y villas indias tengan electricidad, donde vive el 70% de la población. Además, quiere convertirse en una de las primeras potencias en energía solar y producir 100 gigavatios para 2022.
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