"Por su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación", el Comité Nobel Noruego ha considerado que este año el galardón debe recaer en Malala.
La adolescente, de 17 años, es la persona más joven en recibir el Nobel. A pesar de su juventud, su coraje ha quedado más que demostrado. El 10 de octubre de 2012, mientras iba a coger el autobús a la salida de su escuela en Swat (Paquistán), fue tiroteada por los talibanes. ¿La razón? Estudiar y defender el derecho de las niñas paquistaníes a recibir una educación.
Del blog de la activista, que empezó a escribir con tan sólo 11 años, se hizo eco la BBC. En esas líneas, denunciaba el horror que había supuesto para su comarca el control de los talibanes desde 2007. A raíz de eso, se convirtió en heroína local y en objetivo del grupo terrorista.
Tras el atentado, cientos de personas salieron a la calle a protestar y los medios pakistaníes e internaciones le dieron cobertura por lo que su figura cobró relevancia global.
Entre sus citas, destaca "cuando hacemos fila en el patio por la mañana nos han dicho que no llevemos ropa de colores porque podría molestar a los talibanes". Además, para no dar a conocer que eran estudiantes, tenían que esconder los libros bajo el chal. De hecho, Malala escribía el blog con el pseudónimo de Gul Makai.
Apoyo familiar
La fuerte conciencia de Malala sobre la necesidad de la educación le viene de familia. Su padre es maestro y, junto a su madre, ha sido uno de sus grandes apoyos para seguir con su lucha. Malala compartirá el Nobel con Kailash Satyarthi, un indio de credo hindú que lucha pacíficamente contra la explotación infantil.
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