Más tormentas para el Gobierno de Bolsonaro

A quince días de completar su primer semestre en el cargo, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se enfrenta a un escenario que incluye la baja de tres ministros, la descalificación que le dirigió el presidente del Parlamento, una desmentida del Banco Central y un nuevo escándalo que ahora involucra a su ministro de Justicia, el adalid anticorrupción Sergio Moro.

Tras visitar Argentina a comienzos de junio, el brasileño dijo que consideraba la unión monetaria de ambos países -socios principales del Mercosur- como primer paso hacia una moneda única sudamericana. La declaración provocó inmediatas reacciones de autoridades de primera línea de su país: el titular de Diputados, el Banco Central y el propio ministro de Hacienda.

Ráfaga de desmentidas

A la velocidad de Twitter, el titular del Parlamento, Rodrigo Maia, replicó: “¿Va a depreciar la moneda brasileña? ¿Reavivar la inflación? ¿Un dólar a seis reales? (hoy está a menos de cuatro) Espero que no”. Maia es considerado un actor central para la aprobación de las propuestas de reforma que Bolsonaro dijo que implementaría en su gestión.

“No hay proyectos o estudios en marcha para una unión monetaria con Argentina”, dijo inmediatamente el Banco Central de Brasil, presidido por el exdirector del banco Santander Roberto Campos. «Hay tan sólo diálogos sobre estabilidad macroeconómica», aclaró la entidad monetaria a través de un comunicado oficial.

Ante la repercusión del hipotético plan (se llegó a lanzar el nombre “peso real”, en alusión a las respectivas monedas de ambos países), el ministro Paulo Guedes (liberal) salió al paso para aclarar que todo no pasaba de “una conjetura” y que ambos países debían realizar prioritariamente un ajuste fiscal. Tras ello, concedió Guedes a un periodista, Brasil pasaría a ser a Latam “lo que Alemania es a la Unión Europea”.

Filtraciones inconvenientes

No completamente disipada la polémica, la semana siguiente estalló un nuevo escándalo: la publicación The Intercept reveló la primera parte de una filtración masiva de datos que incluye mensajes de Telegram del exjuez anticorrupción -hoy ministro de Justicia- Sergio Moro, que demostrarían un desvío ético en el proceso que mandó a prisión a Lula da Silva.

The Intercept es el medio que reveló el sistema de espionaje mundial de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). Aquel reportaje (Caso Snowden) le rindió el Pulitzer a la investigación conducida por el periodista Glenn Greenwald, el mismo que ahora dio a conocer las filtraciones en Brasil y que afirma tener todavía más material comprometedor.

La bolsa B3 reaccionó a la noticia con un movimiento de baja, contrariamente a lo esperado en la semana en que la reforma del sistema de pensiones ingresaba en las tramitaciones iniciales para su aprobación: un debate parlamentario de 308 diputados que deben votar para que el proyecto vaya posteriormente al Senado.

El cuadro actual de Brasil se completa con otros dos hechos de relevancia semejante: la destitución del secretario de Gobierno de Bolsonaro, el general Carlos dos Santos Cruz (disidente “político-ideológico” en el seno del Gobierno y enfrentado a los hijos del presidente) y una huelga general contra la reforma de las pensiones y los recortes de presupuesto a la Educación.

La salida del general es la tercera de un miembro de primera línea del Gobierno Bolsonaro (los anteriores fueron el jefe de ministros, Gustavo Bebbiano, y el ministro de Educación, Ricardo Rodríguez). La huelga es la segunda manifestación organizada contra Bolsonaro en menos de seis meses de gestión (la anterior fue contra recortes en la educación).

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