Podría ser alguien de la propia CDU/CSU que gobierna actualmente o de los Verdes, el resto de los partidos no tiene por el momento suficiente fuerza para presentar un canciller. Se critica a Merkel por tardar en ver cuándo hay que cambiar el rumbo y darse prisa con nuevas ideas. Alemania con la estricta ejecución […]
InternacionalDirigentes Digital
| 26 abr 2021
Podría ser alguien de la propia CDU/CSU que gobierna actualmente o de los Verdes, el resto de los partidos no tiene por el momento suficiente fuerza para presentar un canciller. Se critica a Merkel por tardar en ver cuándo hay que cambiar el rumbo y darse prisa con nuevas ideas. Alemania con la estricta ejecución de su muy criticada estrategia de austeridad a partir de 2009 ha conseguido unos presupuestos nacionales equilibrados diferente a los franceses, lo que es la gran ventaja de Alemania en esta crisis y el gran logro de Merkel.
Aunque muchas ciudades alemanas y la infraestructura necesitan urgentemente inversión pública, la gestión financiera de la crisis actual es más fácil con un endeudamiento más bajo que el resto de sus socios europeos. Los franceses han conseguido un aumento del poder adquisitivo de los hogares en los últimos 60 años, pero su deuda pública está ya por encima de los 100% del BIP. España e Italia han entrado en un círculo vicioso y están a la cola en cuanto a paro y deuda. Lo que funciona también en esta crisis para los alemanes y el gobierno de Merkel es la solidez del “Mittelstand”, la fuerza de innovación de las Pymes, al igual que la garantía de calidad de sus productos certificado a través de una formación profesional ejemplar en el mundo. Mientras, Alemania exporta también con empresas medianas medicamentos, componentes, máquinas y software a todo el mundo, y cada vez más, en Francia son sobre todo los grandes grupos internacionales los que dominan el comercio exterior. España ha aprovechado los malos tiempos y es ahora a nivel internacional mucho más competitiva que hace unos años. En vinos, gastronomía, productos agrícolas y también en turismo es un rival importante para Francia.
A parte del éxito económico de Alemania, en los últimos 35 años ha tenido que demostrar una y otra vez sus convicciones pacíficas y solidarias, no solamente hacía Francia, su histórico enemigo, sino también respecto a Rusia. A mí, como alemana de la generación de la reunificación, esto es un deber que tenemos los alemanes de nunca olvidar el Holocausto y de no dejar otra vez que el nacionalismo nos seduzca. El levantamiento económico de Alemania en los últimos 35 años se ha producido lentamente. Aunque se temía que, con la introducción del euro en 2001 y la desaparición del DM, perdiéramos fuerza económica, ha pasado al contrario. Alemania es más rica que nunca pero la desigualdad de riqueza es enorme. Y también es demasiado grande la brecha económica entre Berlín y el resto de Europa. De nuevo en esta pandemia sufren otros más que los alemanes por ventajas estratégicas que tiene el país. Falta todavía en general en Europa un amplio sentido de fraternidad, cree Olcese: “Hay que reforzar la sociedad civil europea”. Hay que aprender a ceder. Cierto es que la riqueza está distribuida de manera injusta dentro de la UE y también dentro de la propia Alemania. Berlín como nueva capital de la Alemania reunificada está viviendo en constante decadencia, el paro es más alto que en el resto del país y faltan inversiones públicas y privadas en todos partes. Ahora ha llegado Tesla a la región de Berlin-Brandenburg para crear un centro de excelencia en coche eléctrico y baterías lo que impulsará toda la región oriental. Hace falta acercarse más a la parte oriental de la UE y Rusia, no solamente económicamente. Como niña del marketing americano, de su música y cine, creo que ahora es el momento de que miremos también al otro lado, lo que sin duda lleva consigo muchos retos. Merkel ha criticado durante mucho tiempo el historial de vulneraciones de derechos humanos de Moscú pero, a pesar de ello, quiere seguir adelante con el gasoducto Nord Stream 2 que bombearía más gas ruso a Europa a través de Alemania. Para los americanos crea una peligrosa dependencia de un enemigo que está atacando a través de las redes a todas las grandes potencias y acaba con cualquier opositor importante en su país. Nord Stream 2 es un asunto geopolítico importante con el que la UE y Alemania buscan todavía su nueva posición en el mundo que con la pandemia ha acelerado sus cambios en el poder económico y político. El gobierno de Merkel es consciente de la importancia de Rusia.
La economía alemana también necesita esta apertura, aunque conlleva asuntos sucios. Mercedes, Siemens, BMW, Merck, TÜV, Adidas, Bayer, VW y todas las empresas alemanas que han sobrevivido durante estos 35 años son ahora instituciones globales con todas sus contradicciones, conductas inmorales y en algunos casos ilegales. Ahora mismo la política alemana está demasiado cerca de la economía, entrando políticos alemanes después de su carrera en el Bundestag en empresas como Gerhard Schröder en Gazprom, su compañero de partido Sigmar Gabriel en Deutsche Bank y muchas más historias de este tipo. La posibilidad de que diputados alemanes puedan tener ingresos secundarios a través de empresas privadas es un fallo en el sistema. Observando la falta de supervisión de sus bancos, y algunos sectores concretos como el de la automoción, se aprecia que se ha hecho la vista gorda a la corrupción y a los conflictos de intereses. Así nadie ha frenado a tiempo los juegos sucios de Deutsche Bank, Commerzbank, de los Landesbanken y ahora de Wirecard. En todos estos 35 años de éxito empresarial y político en Alemania ha crecido también la arrogancia y la corrupción, también la inmoralidad. He escrito mucho sobre la corrupción en España que en parte es sistémica pero mi país de origen lo practica a otro nivel y a grandes volúmenes, en los grandes consorcios y grupos industriales.
La corrupción es un cáncer peligroso y, aunque es polémico decirlo, para Alemania también lo es la inmigración ilegal. Quizás en ningún otro país dentro la UE se hace tanto por la integración de los inmigrantes y, al mismo tiempo, en ninguna otra nación hay tantos problemas con ellos como en Alemania y Francia. En Francia también tiene que ver con su pasado colonial. Es una relación de amor-odio de los migrantes con su nuevo hogar. Mientras en Alemania el reto más grande es el idioma y el estilo de vida más estricto, más individual, competitivo y quizás visto desde fuera menos alegre, en Francia es la religión. Es un estado estrictamente laico. Merkel creyó en 2015 que no había otro camino para salir de la crisis migratoria que abrir las fronteras, lo hizo por convicción humanitaria pero, como ahora en la pandemia no ha sabido cuándo frenar y cambiar su estrategia, ha provocado conflictos con Turquía, Hungría y también con España, Grecia e Italia. Alemania y Europa están en el buen camino pero no hay que ignorar las fuerzas radicales que intentan provocar el caos.
Mientras tanto, España ha hecho en los últimos 35 años un enorme trabajo como nación, aunque a los propios españoles no se lo parece, hay más unidad en la economía y la sociedad de la que los medios de comunicación y los políticos nos hacen creer. La inmigración aquí ha sido una historia de éxito a nivel de integración, aunque sigue habiendo muchas personas sin papeles en la calle. No hay tantos conflictos violentos como en Francia y Alemania. En los últimos 21 años he observado esta evolución muy de cerca y he llegado a la conclusión de que en la base de los valores los españoles están de acuerdo, también en cuanto a los inmigrantes: la importancia de la familia, la ayuda al prójimo, la fuerza de trabajo y en la alegría de la vida. Los alemanes, británicos y escandinavos aman este estilo de vida aparentemente ligero que tienen muchas sociedades del sur de Europa y sobre todo los españoles, que además son disciplinados, estructurados pero también muy flexibles. A veces pueden parecer más caóticos porque son maestros de la improvisación. Al final la historia de Alemania y España de los últimos 35 años es una historia de amor a pesar de las diferencias. Los dos están muy convencidos de la utilidad económica y política de la UE y la defienden. A los españoles les gusta trabajar en Alemania y a los alemanes vivir en España.