Una semana después de promulgada la Reforma Energética, el paquete legislativo que permite la inversión privada y extranjera en el sector, el gobierno mexicano inició el 18 de agosto el proceso de licitación de obras que incluyen tres centrales de generación de ciclo combinado (con una capacidad instalada de 1,9GW), la rehabilitación de una central hidroeléctrica, tres líneas de transmisión (de 372 kilómetros de extensión) y cinco proyectos para mejorar las redes de distribución.
Ya en marcha las licitaciones, el presidente Enrique Peña Nieto reunió el 27 de agosto a senadores de su partido y del aliado Partido Verde para saludar la aprobación de las leyes y reglamentaciones. En la ocasión, el mandatario destacó lo inusual que significa para México la aprobación de 58 reformas constitucionales, 85 ordenamientos y la creación de 21 leyes, un "proceso transformador de profundo calado", definió.
Proceso
Se estima ahora un plazo de dos años para la conclusión de las rondas de adjudicación de obras. El objetivo es también reducir el costo de generar electricidad y bajar el precio para los consumidores, según el compromiso público asumido por Peña Nieto ante los mexicanos.
La apertura "abarca toda la cadena de suministros del sistema eléctrico", explicó el director de la CFE, Enrique Ochoa, al presentar los proyectos. El directivo dijo que, atendiendo al objetivo de reducir también la contaminación, se apuntará a reemplazar el fueloil por gas natural, "que es cuatro veces más barato y 68% menos contaminante".
En sintonía con ello, las licitaciones incluyen la construcción de infraestructura para transportar gas proveniente de Texas a través de dos ductos, de 507 kilómetros en total, que agregan otros 2.800 millones de dólares a la inversión esperada. Así se completan los 7.700 millones de dólares que el gobierno tiene en la mira.
Acento español
La llegada de nuevos actores al mercado de energía mexicano, limitado por casi un siglo a la gestión exclusiva de la estatal Pemex, ha generado una ola de entusiasmo en el país y en el extranjero.
Entre los mexicanos, el grupo Mexichem (químico) ya hizo pública su intención de participar en el sector eléctrico. "La reforma energética nos abre la posibilidad de hacer una planta (en asociación con Pemex en la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo) que es muy grande y que produce más electricidad de la que Mexichem necesita", dijo Antonio Carrillo, director de Mexichem.
También una empresa del grupo del millonario mexicano Carlos Slim podrá entrar en el negocio, de acuerdo con analistas del mercado local. Por el lado internacional, entre las primeras a manifestar su interés en las nuevas posibilidades están las españolas Iberdrola, Acciona y Gamesa, además de Alstom y Siemens.
Iberdrola posee 5,2GW de generación y planea invertir 5.000 millones de dólares en México en los próximos cuatro años, de acuerdo con un reporte de junio de este año. Acciona y Gamesa Corp, por su parte, también ya conquistaron contratos para la generación eólica.
Más Europa
Alstom, que en julio había anunciado un contrato de 450 millones de dólares para equipar una planta de ciclo combinado, se mostró inmediatamente interesada en los proyectos de la CFE. No obstante, observa con cautela los plazos de pagos. "Nos preocupan los términos de los contratos, cuyo pago es al final del proyecto. Debemos tener mucho cuidado con el tema de flujo de efectivo", dijo Michael Augonnet, vicepresidente de Soluciones Comerciales de Alstom, según publica el diario local El Financiero (Bloomberg).
Siemens, por su lado, considera que la reforma trae "posibilidades increíbles", según la expresión utilizada por Kirk Edelman, responsable de financiamiento energético de Siemens Financial Services. La competencia en el mercado energético y la apertura del petróleo y el gas a la inversión extranjera son "fascinantes", señaló Edelman. Siemens podría participar en la generación de energía privada y los servicios de electrificación de los yacimientos petroleros, había anticipado en octubre Louise Goeser, responsable para México y América Central.
México tiene como meta llevar la energía limpia del actual 15% de su capacidad instalada a 33% a fines de 2018, de acuerdo con la Secretaría de Energía. La reforma otorga a Pemex la prioridad para elegir operaciones y los reguladores tienen hasta el 17 de septiembre para determinar cuáles serán esos proyectos.
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