Al presentar su proyecto de Presupuesto 2015 al Congreso el último 5 de septiembre, el equipo liderado por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, propuso un escenario en el que la economía mexicana mantiene un crecimiento promedio del 5% entre 2016 y 2018, tal como lo imagina el presidente Enrique Peña Nieto.
Alineada con esos objetivos de crecimiento del mandatario (que ha logrado la aprobación de once reformas claves para el despegue del país) Hacienda se propone, no obstante, un 3,7% para 2015. Sus estrategias: recaudación fiscal e inversión pública.
En 2013, el crecimiento había sido del 1,4% (cálculo actualizado al 12 de septiembre último, después de informado en febrero un 1,1%). Para 2014, la expectativa oficial es cerrar en 2,7%, con una aceleración del ritmo en el segundo semestre, que ayudaría también a lograr la meta del año que viene.
La gradual moderación de las cifras (que vienen siendo sucesivamente ajustadas a la baja en lo que algunos observadores llaman "bajada a la realidad" de los planes reformistas) no ha disminuido, sin embargo, la controversia.
Contras
El problema de fondo "es que la sociedad mexicana está fragmentada en diferencias abismales" y que toda inversión "termina por acentuar las diferencias entre el México de punta (que se propone Peña Nieto) y ese que vive de la migración, de la economía informal, del crimen organizado", analizó Jorge Zepeda Patterson, exdirector del diario El Universal.
"Incluso si logramos metas de crecimiento del 4% y 5%, algo que probablemente consiga Peña Nieto en el último tramo de su gobierno, el efecto habrá de sentirse casi exclusivamente entre las clases alta y media, que representan un tercio de la población", dijo Patterson, que considera "espectaculares" los anuncios en infraestructura.
Otro cuestionamiento viene de la oposición política, como la practicada por el PAN (Partido de Autonomía Nacional), que acusa al gobierno de haber promovido una reforma fiscal "lesiva para millones de pequeños y medianos contribuyentes", en palabras del coordinador parlamentario en Diputados, José Trejo Reyes.
La reforma fiscal (que apunta también a la formalización de casi 30 millones de personas en el mercado laboral) "claramente seguirá siendo un factor real de inhibir inversiones y, por lo tanto, de generar un crecimiento lento", consideró el legislador.
Los críticos apuntan además a la violencia como obstáculo para alcanzar la meta oficial de crecimiento. En 2013, su combate ha costado 9,4% del PIB, un equivalente a 173.000 millones de dólares, de acuerdo con mediciones del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
"A pesar de la caída en los ingresos petroleros, gracias a los recursos que provienen de la reforma hacendaria será posible mantener en 2015 el nivel históricamente alto de la inversión productiva, de inversión en obra pública que tenemos en este año 2014", dijo por su parte Videgaray.
Medio término
Finalmente, en un tercer término se encuentra la agencia Moody’s, que habló de "claroscuros" al referirse al "pesimismo o escepticismo" interno que generan las reformas, en contraste con el optimismo que se percibe fuera del país frente a los "beneficios" que éstas tendrán para el crecimiento del país.
El escepticismo está vinculado con el hecho de que la economía mexicana se desaceleró al cierre de 2013 y aún no ha repuntado. "Es la resaca del año pasado en términos del retraso que hubo en el gasto y los problemas en la industria de la construcción", consideró Mauro Leos, vicepresidente de Moody’s Investors Service.
"Es algo irónico: porque nuestro mensaje es positivo, aunque el crecimiento no será tanto ni tan rápido como dice el gobierno", señaló Leos después de conocida la proyección oficial. "Cuando hablamos del beneficio de las reformas, lo que planteamos es que si antes el promedio de crecimiento andaba entre 2 y 3% anual, después de las reformas va a ser de entre 3 y 4%. Va a ser mejor, pero no será de la noche a la mañana", dijo el analista.
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