El pasado sábado se conmemoraron los 60 años de la firma de los Tratados de Roma, en un momento en el que la Unión se enfrenta a retos económicos y geopolíticos que ponen en riesgo su identidad y cohesión. Sin embargo, frente a los nuevos enemigos del proyecto comunitario, el ex presidente del Gobierno Felipe González ha querido resaltar que «son fechas de conmemoración y celebración, no de pesimismo». El mandatario ha intervenido en un foro organizado por el Real Instituto Elcano para hablar sobre los desafíos de la UE desde su experiencia en la primera línea europea. El aniversario coincide con la semana en la que se hará efectivo el «Brexit», a menos de un mes de las elecciones francesas y con la inesperada llegada de Donad Trump a la Casa Blanca. «Algunos sostienen que Europa se ha construido a golpe de crisis, no es verdad. La ampliación y la profundización en la unión son compatibles. Europa no es un Estado, tampoco una confederación, es un espacio público compartido. Los Estados Unidos de Europa son una ambición que hay que tener, pero no creo que lleguemos a verla en el siglo XXI», ha señalado González. El ex presidente ha analizado la respuesta europea a la última crisis financiera y a los desafíos de los nuevos actores mundiales que pretenden ocupar su espacio geopolítico. «Europa respondió mal a la implosión del sistema financiero. No sólo llegó tarde, sino que asumió que el fallo estaba en su modelo, la economía social de mercado, y se lanzó al austericidio. El problema es que no se puede llevar a cabo una integración monetaria sin una verdadera unión económica y fiscal», ha señalado. Respecto al referéndum británico y el riesgo de que el partido eurófobo de Marine Le Pen gane en las elecciones francesas, Felipe González sostiene que «el efecto contagio» dependerá de hasta qué punto la UE es capaz de defender la cuarta de sus libertades: la libertad de movimiento de los ciudadanos dentro de sus fronteras. Sin embargo, ha reconocido que «es bastante probable que si Le Pen gana las elecciones será el fin de la Unión Europea«. Sobre el nuevo presidente de Estados Unidos y su relación con Rusia, el ex mandatario ha diferenciado entre el «poder blando», como la actitud dialogante que caracteriza a la UE, y el «poder de plastilina». «No hay que responder, hay que buscar el diálogo desde la firmeza en la defensa de nuestros valores y principio. Ni Trump ni Putin tienen interés en que Europa sea un espacio público relevante para sus ciudadanos ni para el resto del mundo, mantienen el ideal de que el mundo sigue ordenado por zonas de influencia. Trump no tiene un programa, tiene pulsiones que va a llevar adelante«, ha sentenciado. El debate ha tenido también un espacio para hablar sobre el papel de España en la Unión. El ex líder socialista ha sido muy crítico en este sentido, al señalar que el espacio perdido en los últimos años es consecuencia de la falta de voluntad política y de las decisiones internas. «Al entrar en Europa los españoles nos reconciliamos con nuestro pasaporte. Pero hace tiempo que se perdió la voluntad política de participar donde se toman las decisiones. Ha sido un problema de política interna, pero el espacio europeo que se abandona lo ocupa otro, y nosotros llevamos muchos años fuera», ha destacado.
hemeroteca