Nuevas formas de comprar, nuevas formas de pagar

Etiquetas inteligentes que permiten pagar con el móvil sin esperar colas en la tienda, huellas dactilares que validan un pago… La tecnología posibilita lo que la imaginación sugiere. Si el ecosistema de las compras electrónicas ?impulsadas magistralmente por Amazon? ha sido capaz de adelantarse a los consumidores, el de los pagos no se podía quedar atrás.

La revolución de los pagos online llegó de la mano de la americana PayPal, aplicación que permite comprar, transferir dinero entre los usuarios, cobrar una factura o realizar micropagos. Le ha seguido Google con su Google Wallet, con el que se pueden utilizar tarjetas de crédito, de débito, de fidelidad, tarjetas regalo…

El móvil del que ya no nos separamos ha contribuido a la expansión de todos estos nuevos métodos de pago, dando un importante espaldarazo con la tecnología NFC (Near Field Communication). España es, además, un mercado jugoso para este tipo de dispositivos, ya que es el país de Europa con la mayor penetración de smartphones (más del 60%). De su mano aparecen aplicaciones como Wizzo de BBVA para las compras en grupo.

Si hablamos de pagar, no podemos obviar la importancia de las monedas. Un símbolo material, palpable y tangible que consigue hacer real la transacción. Así, ha surgido un surtido abanico de monedas virtuales: namecoins, dogecoins, quarks… hasta hay pesetacoins, la más cañí de todas. Aunque quizás la más famosa sea el bitcoin. Tanto es así que en la calle Serrano de Madrid se han instalado los primeros cajeros automáticos de esta moneda. Puedes recoger bitcoins y salir a comprar en una de las calles más comerciales y emblemáticas de Madrid.

Realmente, cualquier gadget o dispositivo sirve a la hora de ofrecer facilidades para el pago. La tecnología contactless permite el abono de un importe sin necesidad de tocarlo. Basta acercar el móvil o la tarjeta de crédito. Este práctico sistema no hace más que crecer. España, según datos de Visa Europe, es el primer país europeo por número de terminales sin contacto con 30.000, seguido de Reino Unido, Francia, Polonia y Turquía. La cámara de los dispositivos también se puede usar como un medio de introducción de nuestras tarjetas de pago.

Con el modelo Netswipe, la webcam del terminal TPV o de la website capta la información de la tarjeta. Solamente hay que teclear los tres números del CVV (valor de verificación de la tarjeta) para validar la tarjeta y efectuar así el pago. El propio cuerpo adquiere incluso finalidad de terminal para abonar el importe de un producto o servicio que queremos comprar. La biometría, tengámoslo presente, es un mercado que crecerá hasta los 1.700 millones de dólares en 2020, de acuerdo con un estudio de IHS. El reconocimiento de iris, facial, del latido del corazón, de huellas dactilares… marcan. Por ejemplo, la camisa de Sensoria capta e identifica los impulsos eléctricos de los latidos del corazón del consumidor. De esta forma, los sensores vinculados con un terminal de pago validan la compra.

Otro ejemplo es el pago con huella dactilar gracias a PayTouch. Una vez abierta la cuenta y registrada nuestra huella digital en un establecimiento asociado, sólo tenemos que colocar el dedo sobre un sensor biométrico o lector de huellas digitales. Eso sí, no hay de qué preocuparse ya que el sistema detecta el pulso del dedo.

Y es que la seguridad es una constante que tienen muy en cuenta los desarrolladores que están detrás de estos métodos de pago. Quienes me conocen y comparten momentos profesionales y personales conmigo saben que estoy vocacionalmente convencido de que la tecnología cambia la vida, la forma de relación y de comunicación. Y si de pagos se trata ha conseguido incrementar la seguridad, lo que se traduce en mayor confianza de los consumidores con la consecuente dinamización del mercado. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo en 2013 compraron por Internet 11 millones de personas en nuestro país. Y los estudios más recientes publicados en estos días hablan de un crecimiento del 41% en los españoles que estas navidades comprarán por Internet. El eCommerce está ya en un disparadero sin vuelta atrás. Motor de crecimiento que irá perfeccionándose gracias al desarrollo del 5G, todavía en ciernes. En el centro, como siempre, la mejora continua de la experiencia del usuario. Un consumidor cada vez más conectado y menos reticente a ceder sus datos si eso redunda en un mejor servicio y atención. ¿Y quién no los cedería conociendo el resultado y la mejora patente en lo que reciben?

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