El conocido como ‘Acuerdo de Doha’ para ‘congelar’ la producción de petróleo de los países OPEP y ‘no OPEP’ se ‘tambalea’, ante la negativa de Irán de adoptar esta medida, ahora que acaba de llegar al mercado. Sin embargo, Tom Pugh, de Capital Economics, ‘rompe una lanza’ a favor del ‘pacto’ y cree que "aún es probable que se alcance algún tipo de convenio, incluso sin la participación plena" de este último país.
Con todo, reconoce que esta medida, teniendo en cuenta el elevado exceso de oferta actual, "no cambiará las ‘reglas del juego’. La recuperación sostenida de los precios probablemente requiera de recortes firmes y aumento de la demanda, por lo que el siguiente gran movimiento en este sentido no se producirá hasta el próximo año, cuando el mercado estará mucho más cerca del equilibrio". Así, prevén que en 2016 tanto Brent como West Texas cierren en torno a los 45 dólares, para repuntar a los 60 en 2017.
Tampoco apoyan el apetito por el riesgo las declaraciones del presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, al advertir que la autoridad monetaria estadounidense podría subir los tipos antes de lo que espera el mercado, pues los riesgos sobre la economía son menores. Declaraciones que contrastan con la postura dovish (acomodaticia) de la presidenta Janet Yellen la semana pasada y que ponen de manifiesto, "una vez más, la división que sobre este tema hay actualmente en el seno del banco central en el que la postura ‘conservadora’ de ésta no es compartida por una importante facción del mismo", apunta Link Securities. Y recuerda: "Durante la presente semana muchos miembros de la Fed darán conferencias, lo que creemos que no hará más que confundir a los ya de por sí confusos inversores".
De hecho, el miércoles se publicarán las Actas de la última reunión y, el jueves, el mercado tendrá la oportunidad de ‘escuchar’ por primera vez en la historia a cuatro presidentes de la Fed en un acto público: Yellen, Ben Bernanke, Alan Greenspan y Paul Volcker participarán en un evento en Nueva York.
Es más, ese mismo día podremos ‘oír’ también al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. La semana pasada, la autoridad monetaria redujo sus compras de activos (QE) a 8.759 millones de euros, frente a los 10.345 millones previos y un 28% por debajo de la media. El total desde que se iniciara el programa asciende a 652.022 millones. Recordemos que en abril el tamaño del mismo se aumenta a 80.000 millones mensuales, desde los 60.000 millones iniciales.
Seguimos con bancos centrales, ahora el de Japón. Su gobernador ha apuntado que tomarán más medidas si es necesario, pero también ha señalado que "no se tiene por qué poner énfasis en los tipos de interés negativos (…) no porque sea más fácil que otras medidas" se abusará de ellos, a pesar de que su efectividad es "muy fuerte". Asimismo, ha reconocido que la economía nipona se debilita, ante la desaceleración emergente y la subida del yen.
Para Citi, "las autoridades monetarias internacionales se mueven entre las advertencias de que el contexto actual precisa de medidas valientes y agresivas (Praet) hasta los que consideran que ‘el peligro ha pasado’ de forma que deja la puerta abierta a retomar la normalización monetaria (Evans y Rosengren). Tanta ambigüedad afecta a la poca confianza de los inversores financieros, lo que se traduce en conatos de inestabilidad. Como el de los últimos días".
‘Pulso’ al sector servicios y subasta en España
La macro, por su parte, nos permite este martes ‘revisar’ la ‘salud’ del sector servicios a ambos lados del Atlántico. En el Viejo Continente, ‘una de cal y otra de arena’. Mejora en España por encima de las previsiones a 55,3, el nivel más alto desde noviembre del año pasado. Contracción en el conjunto de la Zona Euro hasta 53,1 desde 54, con caídas en Francia y Alemania, donde además los pedidos de fábrica cedieron un 1,2% en febrero. Mientras, en Estados Unidos, supera las expectativas al alcanzar el 51,3; y el 54,5 en el caso del ISM no manufacturero.
Finalmente, el Tesoro de España adjudicado 4.607 millones de euros en Letras a seis y 12 meses, frente al objetivo de entre 4.000 y 5.000 millones que se había marcado inicialmente. Caen los costes en ambos tramos y el organismo ahonda en los tipos negativos, que caen hasta el -0,112% en el más corto
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