Mientras los focos de todo el mundo se dirigen a Egipto y a la cumbre de la COP27 (Sharm el-Sheikh, del 7 al 18 de noviembre), siguen llegando cada vez más advertencias sobre los peligros de una crisis climática en constante aumento. En septiembre, los expertos señalaban el riesgo inminente de que, incluso con […]
Dirigentes Digital
| 04 nov 2022
Mientras los focos de todo el mundo se dirigen a Egipto y a la cumbre de la COP27 (Sharm el-Sheikh, del 7 al 18 de noviembre), siguen llegando cada vez más advertencias sobre los peligros de una crisis climática en constante aumento.
En septiembre, los expertos señalaban el riesgo inminente de que, incluso con el actual nivel de calentamiento global de 1oC, se superen al menos cinco "puntos de inflexión" o hitos medioambientales, desde el colapso de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental hasta la muerte masiva de los arrecifes de coral tropicales.
Además, según Johan Rockstrom, copresidente de la Comisión de la Tierra y director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, parece que la situación va a empeorar. "El mundo se encamina hacia un calentamiento global de 2oC a 3oC", afirma Rockstrom. "Para mantener las condiciones de vida en la Tierra, proteger a las personas del aumento de los fenómenos extremos y permitir una sociedad estable, debemos hacer todo lo posible para evitar que se superen los puntos de inflexión. Cada décima de grado cuenta".
Sin embargo, desde mi punto de vista, aún hay espacio para la esperanza. Mientras los líderes mundiales se reúnen para debatir cómo afrontar el mayor desafío para nuestro planeta, cada vez hay más indicios de que los cambios en los hábitos de trabajo de millones de personas en todo el mundo supone que uno de los principales motores del calentamiento global podría tener los días contados: los desplazamientos diarios a la oficina.
Esta cuestión me toca muy de cerca, y desde el año 2002 vengo hablando de las grandes ventajas de lo que ahora se denomina "trabajo híbrido": que los empleados tengan la flexibilidad de trabajar cuando y donde estén más contentos y sean más productivos.
Para la mayoría de las personas, eso significa estar en casa o en un espacio de trabajo flexible cerca de donde viven. Pero no significa estar obligado a viajar durante horas todos los días en un vehículo contaminante a una oficina en el centro de la ciudad donde nadie quiere (o necesita) estar. Está claro que la adopción del trabajo híbrido en todo el mundo se aceleró por el impacto de la pandemia, y nadie que haya visto y percibido la claridad del aire durante el periodo de confinamiento puede dudar del efecto purificador que supuso la restricción de toda circulación innecesaria.
Esta afirmación está respaldada por datos como el descenso de más de 2.400 millones de toneladas de CO₂ durante los confinamientos de 2020, según el Proyecto Global del Carbono de Future Earth. Se trata de un resultado sin precedentes, en el que la mayor parte de la reducción mundial se debe a la disminución de las emisiones del transporte, tanto en tierra como en el aire.
En mi opinión, somos muchos quienes coincidimos en que renunciar a los desplazamientos es un paso positivo como los propuestos por Johan Rockstrom. Pero para normalizar totalmente este cambio de comportamiento, creo que más empresas deben ofrecer a sus empleados la oportunidad de trabajar de forma híbrida, alternando días desde casa, desde un espacio de trabajo cercano y, tal vez, sólo ocasionalmente en la sede de la compañía.
Como sugieren estas cifras, es prácticamente imposible negar la importancia de este enfoque para reducir el uso de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, permite a las empresas reducir su huella de carbono mediante la disminución del tamaño de sus oficinas en espacios de trabajo compartidos modernos y eficientes desde el punto de vista medioambiental.
Estas son algunas de las razones por las que considero que la oferta de trabajo flexible es un aspecto esencial del concepto de sostenibilidad de toda compañía, y me refiero a algo más que a la huella de carbono. Adoptar el modelo híbrido permite a las empresas avanzar en seis de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU.
Ya he hablado de los números 7 (energía limpia) y 13 (acción climática). Sin embargo, es igualmente importante en lo que respecta al ODS nº 3: Buena salud y bienestar. Menos desplazamientos estresantes y un estilo de vida en general más saludable, son los principales beneficios de trabajar en casa o en una oficina cercana a la que se pueda llegar a pie o en bicicleta. El ODS nº 5, Igualdad de género, también es muy relevante, ya que el trabajo híbrido ofrece la posibilidad de un reparto más equitativo de las responsabilidades familiares.
Al permitir a los trabajadores elegir cuándo y dónde pueden ser más eficaces, el modelo híbrido también contribuye a impulsar la productividad y, por tanto, el crecimiento económico (ODS nº 8). Además, su impacto positivo en las ciudades y comunidades sostenibles (ODS nº 11) es uno de los beneficios más importantes que ofrece, ya que los trabajadores invierten más tiempo y dinero cerca de su lugar de residencia, impulsando las economías locales y participando de forma activa en las actividades e iniciativas locales.
Además de las ventajas de sostenibilidad que ofrece el modelo híbrido, también hay elementos de interés propio beneficioso para las empresas que lo adoptan. Uno de los más importantes es su rentabilidad, haciendo innecesario que las empresas se comprometan con contratos de larga duración, inflexibles y costosos, en inmuebles situados en el centro de la ciudad.
De igual forma, es de suma importancia el impacto positivo que puede tener en las actitudes de los empleados un buen historial en cuestiones relacionadas con la sostenibilidad. Una investigación reciente de IWG entre los miembros de la Generación Z (jóvenes de entre 10 y 25 años) muestra cómo este grupo demográfico considera de vital importancia tener un empleador que comparta sus valores.
En concreto, consideran que la trayectoria de una empresa en materia de responsabilidad medioambiental es el segundo factor más importante a la hora de decidir dónde trabajar. Esto fue citado por el 48% de la muestra, sólo por detrás de la raza, el género y la igualdad LBGT (55%). Más de la mitad (55%) también cree que es importante contar con un empleador que se tome en serio sus responsabilidades medioambientales, mientras que el 48% afirma que no trabajaría con una empresa que no tuviera objetivos o credenciales sólidos en materia de medio ambiente e impacto social.
Para mí, estos resultados ponen de manifiesto cómo los temas de sostenibilidad coinciden con el interés propio de la empresa. En resumen, si quieres elegir a los mejores empleados potenciales, pon tu empresa al día en materia de sostenibilidad. Me parece sorprendente que, incluso hoy en día, sólo el 51% de los empleados de la Generación Z diga que cree que sus empleadores se toman en serio sus responsabilidades medioambientales. Y, además, el 50% dice que se iría si sus empleadores dieran marcha atrás en sus promesas medioambientales, lo que supone una cuestión empresarial vital.
Con esto no quiero decir que el trabajo híbrido sea la respuesta definitiva a los retos que afronta el planeta, ni mucho menos. Pero es un potente motor de mejora, que aporta grandes beneficios financieros, de productividad y de retención de los empleados, así como beneficios medioambientales esenciales y otros relacionados con los ODS.
Por eso, en IWG aumentaremos nuestra red mundial de espacios de trabajo flexibles en más de 1.000 centros a lo largo del próximo año, la gran mayoría de ellos en ciudades pequeñas y otros lugares donde la gente realmente quiere vivir y trabajar. Por supuesto, esto también tiene que ver con el interés propio de las compañías. Pero, al mismo tiempo, también estamos facilitando a miles de empresas el acceso a un poderoso medio para reducir su huella de carbono.