Por Fermín Lozano, director de la Unidad de Negocio para Asesorías, Pymes y Autónomos de Cegid en España
Fermín Lozano
| 18 jun 2024
En el epicentro de la economía digital española actual, la factura electrónica y Verifactu emerge como el próximo desafío regulatorio para las empresas, especialmente las pymes y ello en el marco de la lucha como un potente aliado contra el fraude. Sin duda, España se encamina hacia un entorno empresarial más transparente y eficiente en el que adaptarse a los cambios regulatorios será indispensable para cumplir, pero donde los que se erijan como embajadores activos de esta transformación, serán los grandes beneficiados. Esto significa que las empresas deberían reflexionar sobre el papel que juegan en este cambio legislativo y cómo pueden liderarlo y aprovecharlo, usando tecnologías que les coloque a la vanguardia e impulsen el progreso en sus respectivos campos.
En relación con la transparencia y la facturación electrónica, el pasado diciembre de 2023 se publicó un estudio realizado por el “National Bureau of Economic Research”, que afirmaba que la economía sumergida en España alcanzó máximos históricos, y que ya supera el 24% del PIB, siendo la tercera cifra más alta de la Unión Europea, por detrás de Grecia e Italia. En estudios anteriores de 2021 y 2022, la economía sumergida en España se estimaba que rondaba entorno al 17% y 21%, dato que sigue siendo bastante elevado comparado con el resto de la UE. Ese 24% del PIB, al convertirlo en euros, implica que el tamaño de la economía no declarada excedería los 350.000 millones de euros.
Es una evidencia que el fraude fiscal es una lacra que socava los fundamentos mismos de nuestra economía y la justicia social. Por eso, con la puesta en marcha de la factura electrónica y Verifactu, la economía española cuenta ahora con un instrumento eficaz para combatirlo de manera significativa.
La gestión del IVA y otros tributos se encuentra en un punto de inflexión. La factura electrónica, lejos de ser una mera reforma técnica, representa una profunda transformación cultural y práctica. Estamos ante una herramienta innovadora que promete cerrar los agujeros por los que se filtran millones de euros en ingresos fiscales. Y es que la trazabilidad y el acceso en tiempo real a los datos de facturación que proporciona este sistema son un salto cualitativo en la lucha contra la evasión fiscal. Como resultado, se espera una recaudación más justa y equitativa que beneficie a toda la sociedad.
Las facturas electrónicas, blindadas con el sistema Verifactu, son prácticamente inmunes a la manipulación. Y así, se cierran las puertas al fraude común que plaga a las facturas en papel, tales como la duplicación, la falsificación y la alteración. La integridad de cada transacción está asegurada desde su origen hasta su destinatario, lo que refuerza la confianza entre las partes. Además, la mejora en la capacidad de auditoría que proporciona la factura electrónica beneficia a los organismos reguladores y sirve de advertencia para aquellos que intentan cometer fraude. Con un registro claro y accesible de cada factura emitida, las autoridades tienen una herramienta poderosa para rastrear cualquier irregularidad. En esta lucha, la tecnología detrás de la factura electrónica y de la obligación de disponer de un sistema Verifactu es la única solución para poder cumplir con la nueva legislación.
En un mercado global cada vez más interconectado, la transparencia es un requisito indispensable. La factura electrónica es la personificación de este valor, actuando como un catalizador para la confianza y la credibilidad en la economía española. Esta transparencia mejora las relaciones comerciales internas y, además expone a España como un destino atractivo para la inversión extranjera y la colaboración internacional.
La adopción de la factura electrónica por parte de las empresas españolas las coloca a la vanguardia de la innovación y las buenas prácticas a nivel mundial. Este compromiso con la transparencia y la eficiencia va más allá del cumplimiento normativo; refleja una cultura de negocios que prioriza la sostenibilidad y la equidad, cualidades cada vez más demandadas por clientes y partners, nacionales e internacionales. Así, la factura electrónica también es un distintivo de modernidad que se alinea con las expectativas de una sociedad que demanda mayor responsabilidad social de las organizaciones. Básicamente, su implementación es un paso adelante hacia la consolidación de una reputación empresarial intachable y de un entorno de negocios más justo y transparente.
En definitiva, asesores, economistas y empresarios en general deben liderar la transición hacia la factura electrónica y su responsabilidad es doble: asegurarse de que sus empresas y clientes comprendan los beneficios y se adapten sin problemas, y apoyar las políticas que promueven su adopción.
No subestimemos el poder de la factura electrónica; no solo es un cambio en la forma en que procesamos transacciones, es también una manifestación de la voluntad colectiva de trabajar en un mercado más equitativo y eficaz. Es hora de que nos pongamos al frente de esta ola de cambio y aseguremos que nuestras prácticas comerciales sean tan robustas, transparentes y eficientes como la tecnología que ahora tenemos a nuestra disposición.