Nos encontramos en un momento histórico para ese espacio en el que gran parte de la población activa ha pasado muchas horas: la oficina. Los posibles escenarios que se preveían para el futuro del workplace se han acelerado con la implantación generalizada del trabajo a distancia como medida de contención del virus. En los últimos […]
Dirigentes Digital
| 24 jun 2020
Nos encontramos en un momento histórico para ese espacio en el que gran parte de la población activa ha pasado muchas horas: la oficina. Los posibles escenarios que se preveían para el futuro del workplace se han acelerado con la implantación generalizada del trabajo a distancia como medida de contención del virus. En los últimos dos meses nuestra forma de trabajar ha cambiado drásticamente y con ella, la forma en la que nos relacionamos con el espacio de trabajo. El trabajo a distancia que forzosamente ha impuesto la COVID-19 parece haberse erigido como un jaque al espacio físico tradicional de la oficina.
Sin embargo, y a pesar de que la pandemia de la COVID-19 ha llegado para cambiarlo todo, en lo que respecta al entorno de trabajo es cierto que, en los últimos años, ya existía un debate recurrente sobre las implicaciones de la tecnología y la tensión entre la presencialidad y el teletrabajo. A pesar de que las dos opciones (teletrabajo versus oficina) en estos últimos meses han parecido construirse como antagónicas, lo cierto es que ambas formas de trabajar convivirán de una forma mucho más armoniosa que hasta ahora. En el momento de crisis que nos ha tocado vivir, el trabajo a distancia ha ejemplificado los valores de protección y seguridad que tanto han faltado en el exterior de nuestros hogares. A pesar de ello, no podemos obviar la realidad; y es que muchos profesionales no disponen de las condiciones de espacio, comodidad y conciliación necesarias para desarrollar su labor profesional en sus domicilios.
Por otro lado, ciertas cuestiones capitales como la importancia de las relaciones humanas o el sentido de pertenencia pueden entrar en crisis sin un modelo sostenible para el futuro. Se trata de cuestiones que simplemente no pueden ser trasladadas de un espacio (la oficina) a otro (el hogar).
Por eso, desde ISS creemos que el modelo de oficina flexible se convertirá en la norma. Y es que, a medida que las fronteras organizativas se expanden más allá del espacio físico, las fronteras de nuestra industria también deben evolucionar. Por esta razón el diseño de nuevos y más flexibles conceptos de servicios es fundamental para desarrollar una relación más orgánica entre los espacios de trabajo físicos y virtuales. En este sentido, la captación de talento, las soluciones innovadoras y la adaptación de los espacios a situaciones futuras son los factores que han de guiar la forma en que las empresas han de planificar su relación con el workplace.
Y, en la adaptación de los espacios, la higiene, junto con la innovación, jugará un papel fundamental. Por ello, en ISS Iberia estamos adaptando soluciones tecnológicas que hasta ahora habíamos utilizado únicamente en entornos sanitarios o alimentarios donde la higiene es fundamental. Sensores, robots de rayos UV o APPS como la 3MClean Trace ATP tester han llegado a la oficina para quedarse.
Sin embargo, no debemos olvidar que una cuestión seguirá siendo clave. Por definición, las personas son esenciales para el desarrollo del lugar de trabajo. Sin personas, que los ocupen y que los signifiquen, los lugares de trabajo son simplemente lugares. El propósito principal de un lugar de trabajo sólo puede ser apoyar a las personas en él. Como actor decisivo, desde ISS creemos que todos los grandes planes para la oficina del futuro basada en espacios de trabajo seguros, eficientes y sostenibles han de pasar por las personas. Para hacerlo posible, en ISS creemos que no se puede hablar del cuidado de los espacios sin el cuidado de las personas. La mejora del negocio a partir de la reevaluación de las necesidades de cada espacio se hará con proximidad, inteligencia y talento. Porque la oficina del futuro será aquella que consiga cuidar, en el sentido más amplio de la palabra, de sus empleados y de su entorno.