Por Enrique O´Connor, director general de Vaultinum para Iberia y Latam
Enrique O´Connor
| 08 oct 2024
La pandemia ha supuesto un punto de inflexión en muchos mercados desencadenando que las empresas acelerasen la adopción de nuevas tecnologías para mantener sus operaciones. Esta urgencia ha eliminado muchas barreras previas, favoreciendo la aceptación de innovaciones. No obstante, este rápido cambio también ha llevado a decisiones apresuradas que podrían impactar negativamente a largo plazo, algo que los inversores en capital privado no pueden permitirse. Dado el aumento del 60% en los presupuestos tecnológicos en los últimos tres años, es vital adoptar un enfoque ágil para la creación de valor, más allá de simplemente de limitarse a incrementar la inversión.
La creación de valor en el sector tecnológico implica aumentar el valor de una empresa para sus accionistas mediante diversas intervenciones estratégicas. Esto incluye no solo aumentar la rentabilidad y reducir los costes operativos, sino elevar la calidad del software, fomentar la innovación de productos e implantar procesos escalables que satisfagan las demandas del avance tecnológico y la dinámica del mercado.
En el centro de la creación de valor está la innovación estratégica, que implica aprovechar tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial (IA), Internet de las Cosas (IoT) y blockchain para crear soluciones que redefinan las normas del mercado y las expectativas de los consumidores.
El camino hacia la creación de valor suele comenzar con la due diligence tecnológica. La due diligence tecnológica profundiza en la calidad del software, su arquitectura, escalabilidad y capacidades de integración. Según un estudio del Consorcio para la Calidad del Software de TI (CISQ), la mala calidad del software genera importantes costes operativos para las empresas. El CISQ cita una investigación según la cual un desarrollador medio de una empresa dedica aproximadamente el 33% de su tiempo a abordar la deuda técnica.
La due diligence tecnológica, que incluye un análisis del código fuente, ayuda a detectar posibles riesgos, oportunidades y sinergias en el marco tecnológico de la empresa objetivo.
Para mejorar la eficiencia operativa, es vital integrar tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático (ML) y el análisis de datos. Estas tecnologías se aprovechan para mejorar la productividad, predecir las tendencias del mercado, personalizar las interacciones con los clientes y optimizar las operaciones logísticas, impulsando así la rentabilidad y el valor global de la empresa.
Las tecnologías de automatización, como la automatización robótica de procesos (RPA) y el machine learning, desempeñan un papel importante en la optimización de tareas rutinarias, lo que no solo acelera los procesos, sino que también reduce la probabilidad de errores humanos.
El análisis de datos permite a las empresas aprovechar grandes volúmenes de datos para comprender mejor el comportamiento de los clientes y tomar mejores decisiones. Por ejemplo, las empresas tecnológicas pueden utilizar el análisis predictivo para prever la demanda de productos y servicios, lo que permite una gestión más eficiente del inventario y la asignación de recursos.
La computación en nube permite a las empresas ampliar rápidamente sus operaciones para satisfacer una mayor demanda o explorar nuevos mercados sin grandes gastos de capital. La escalabilidad de los servicios en la nube permite a las empresas tecnológicas experimentar con nuevas aplicaciones y servicios en un entorno rentable y de bajo riesgo.
La IA se utiliza cada vez más para optimizar diversas operaciones empresariales, desde la atención al cliente con chatbots impulsados por IA hasta la gestión de la cadena de suministro mediante soluciones logísticas potenciadas por IA. Por ejemplo, la IA puede mejorar la eficiencia de la cadena de suministro mediante la predicción de interrupciones y la automatización de las respuestas, reduciendo así el tiempo de inactividad y mejorando la prestación de servicios.
Aprovechar estas tecnologías es una estrategia clave para impulsar la eficiencia operativa. Al invertir en automatización, análisis de datos, computación en la nube e IA estratégica, los inversores pueden mejorar la productividad, reducir costes y, en última instancia, crear un valor significativo en las empresas de su cartera.
En un entorno donde la tecnología define y marca la competitividad, las empresas de capital riesgo deben enfocarse en estrategias tecnológicas para optimizar el rendimiento de sus inversiones. La creación de valor hoy depende de la integración efectiva de la tecnología en las operaciones abarcando desde una rigurosa due diligence que prevenga riesgos, hasta la implementación de automatización y análisis de datos para mejorar la eficiencia.
Fomentar la innovación asegura que las empresas de capital riesgo pueden mantener a las compañías de su cartera no solo en la senda del crecimiento, sino liderando sus mercados, garantizando así la sostenibilidad y rentabilidad a largo plazo, además de posicionarse como firmas transformadoras y a la vanguardia.