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¿Qué es el bootstrapping financiero?

La primera vez que escuché hablar del término bootstrapping fue de la mano de Javier Iglesias, CEO de la empresa Miqo, expertos en Marketing Digital y quienes tienen el bootstrapping dentro de su ADN. ¿Qué es el bootstrapping? Le pregunté. “Es crear tu empresa, desde cero, contando con tus propios medios y evitando endeudarte hasta […]

Dirigentes Digital

12 feb 2021

La primera vez que escuché hablar del término bootstrapping fue de la mano de Javier Iglesias, CEO de la empresa Miqo, expertos en Marketing Digital y quienes tienen el bootstrapping dentro de su ADN. ¿Qué es el bootstrapping? Le pregunté. “Es crear tu empresa, desde cero, contando con tus propios medios y evitando endeudarte hasta las cejas”, me explicó. A lo cual yo le dije: “Vaya, pues llevo haciendo bootstrapping cuatro años y yo sin enterarme…”

Para aplicar el bootstrapping a un proyecto empresarial, lo primero que hay que hacer es preparar un plan de negocio y ver cuáles pueden ser las ventas y, sobre todo, los costes. A partir de aquí, si se necesita algo de inversión, habrá que buscarla donde sea. Lo normal es tirar del famoso FFF (Fools, Friends and Family) o, en caso de tenerlos, de ahorros. Después hay que crear un Producto Mínimo Viable (PMV), que es el artículo o servicio con las suficientes funcionalidades para satisfacer a los potenciales clientes, y testarlo (intentar venderlo) en el mercado.

Una vez que el producto o servicio empiece a tener tracción y a generar ventas es el momento de revisar los costes, viendo dónde se puede recortar o eliminar gastos superfluos para así aumentar la rentabilidad del negocio e ir generando caja. Cuando se haya generado el cash flow suficiente, hay que invertir para aumentar de nuevo las ventas e ir al siguiente nivel.

Es muy probable que en este nuevo ciclo de aumento de ventas toque invertir en herramientas, en contratar personal y en otras necesidades, por lo que la rentabilidad se haya resentido. Es el momento, de nuevo, de revisar a fondo los costes para aumentar rentabilidad y generar el cash flow suficiente para invertir otra vez en la generación de ventas. Y así, sucesivamente.

Evidentemente, sí se puede crecer y ser rentable a la vez, pero en Mi Director Financiero tenemos la experiencia que los emprendedores, y más si son novatos, se deben de enfocar en una de estas variables y cuando se tenga práctica trabajar las dos conjuntamente. Mientras tanto, lo mejor, es alternar las pautas de crecimiento y rentabilidad.

Quién puede o debe hacer bootstrapping

Realmente el bootstrapping lo puede hacer cualquier empresa porque, en definitiva, es una forma de entender los negocios donde no se pierden recursos en gastos superfluos o en aquellos gastos que no sean palancas de crecimiento; y, al mismo tiempo, se intenta crecer de forma orgánica, sin endeudarse, sino autofinanciándose gracias a un control férreo del cash flow.

Dicho esto, la mayoría de start-ups o emprendedores utilizan el bootstrapping en sus primeros meses y años de vida e incluso hay grandes empresas que lo aplican.

Muchos de los que montan una compañía emergente piensan que les van a entrar millones para empezar el negocio, pero eso solo le pasa a una ínfima parte de los proyectos, normalmente a aquellos cuyo equipo directivo ya ha tenido éxito con ese tipo de empresas. Así que, si no hay un inversor potente detrás o una importante cantidad de dinero que sustente el proyecto, toca apretarse el cinturón y, el bootstrapping es una buena forma de empezar a emprender. 

¿Cómo sabes que el bootstrapping es la mejor vía para montar tu negocio?

Hay varias razones, algunas las decide el propio empresario y otras el mercado, que revelan que el bootstrapping, puede ser la mejor vía para un negocio. Una de ellas es la falta de acceso al capital porque nadie cree en la idea de negocio o el empresario no conoce los canales de acceso a la financiación. Otro caso es el de aquellos emprendedores que prefieren empezar sin recibir capital externo pues saben que, a cambio de esto, van a perder parte del control de sus empresas y puede ser que no estén dispuestos a esto, al menos, al principio. Si el producto o servicio no está aún testado en el mercado, también es una buena razón para iniciarse en el bootstrapping porque, si se es capaz de crear cierta tracción y ventas, a la hora de ir a buscar capital, el empresario estará en mejores condiciones y conseguirá más dinero, cediendo menos parte del control de la empresa. Y, por último, muchos emprendedores se inician con este sistema porque tener a inversores detrás de un proyecto les genera estrés por tener que hacer las cosas bien y no perder el dinero de los inversores y porque estos pueden imponer su opinión o determinadas formas de trabajo que terminarían con la independencia del empresario.

Aunque todo esto parece muy bonito y fácil, todo proyecto tiene una cara B y el bootstrapping no iba a ser menos. Una de las desventajas es que la falta de capital puede hacer que en determinadas ocasiones se tenga dificultad para hacer crecer el negocio o que este llegue a tener una entidad importante. Muchas start-ups necesitan posicionarse rápidamente en el mercado antes de que lleguen competidores, por lo que la falta de medios puede ser definitivo para que el negocio despegue o no. Como en todo negocio, se puede morir de éxito si la demanda excede de las posibilidades de producir el producto y, teniendo en cuenta que es el emprendedor el que asume todos los riesgos de inversión, si las cosas se complican, él es el que asume toda la pérdida. 

A pesar de todo esto, el bootstrapping es una forma de empezar a emprender muy interesante, que obliga al emprendedor a formarse y trabajar en todas las áreas de su empresa, lo cual hará que conozca sus puntos fuertes y débiles y pueda ir mejorándolo día a día. Sin duda, apasionante como el emprendimiento en sí mismo.

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