Las empresas son cada vez más conscientes del papel transformador que desempeñan sobre la sociedad, por eso sus líderes promueven, desde hace años, planes que les permitan alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres dentro de sus organizaciones. Sin embargo, y por distintos motivos, no todos los sectores están avanzando a la misma velocidad. Es […]
Dirigentes Digital
| 11 abr 2023
Las empresas son cada vez más conscientes del papel transformador que desempeñan sobre la sociedad, por eso sus líderes promueven, desde hace años, planes que les permitan alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres dentro de sus organizaciones. Sin embargo, y por distintos motivos, no todos los sectores están avanzando a la misma velocidad.
Es el caso del tecnológico, una industria en la que ha existido una clara predominancia masculina y que, a pesar de los múltiples esfuerzos, todavía hoy no consigue acercarse a sus objetivos de igualdad. De hecho, según el informe Brecha Digital de Género 2023 publicado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), menos del 20% de especialistas en tecnologías digitales son mujeres. Este es un dato que puede parecer difícil de entender si tenemos en cuenta la alta empleabilidad del sector y la capacidad de evolución que ha demostrado en ámbitos como el desarrollo profesional o la conciliación.
En primer lugar, la tecnología está en constante evolución, su crecimiento avanza a un ritmo vertiginoso y se sitúa como un componente clave de la economía presente y futura, lo que hace que la demanda de talento sea muy superior a la oferta. Por ejemplo, según DigitalES, España finalizó 2022 con más de 120.000 puestos de trabajo sin cubrir debido a la falta de perfiles especializados, lo que supone un incremento del 70% respecto al año anterior.
En lo relativo a la formación, ya no es necesario invertir largos periodos de tiempo para especializarse en algunas de las tecnologías más prometedoras. Mientras que antes se requerían años de formación profesional o estudios universitarios, la realidad hoy en día es muy distinta. Basta con realizar formaciones intensivas ―como bootcamps― que permiten acceder al mercado laboral en tan solo meses e incluso semanas.
Por último, cabe añadir que el tecnológico es uno de los sectores más avanzados en materia de conciliación. Las nuevas métricas de productividad, la flexibilidad de horarios y el teletrabajo son claros ejemplos de ello. Mientras que el fin de la pandemia significó la vuelta a las oficinas para muchas empresas, el 60% de las ofertas de empleo publicadas en tecnología ofrece un modelo de trabajo híbrido o remoto, tal y como recoge el Informe Anual sobre Salarios y Ecosistema Tecnológico publicado por Joppy.
Ahora bien, ¿cómo es posible que en un sector con estas posibilidades no encontremos el camino para alcanzar los objetivos de igualdad? ¿Qué debemos hacer para que las mujeres apuesten más por desarrollar su carrera en el mundo de la tecnología?
Pese a que la mujer ha ido poco a poco escalando posiciones en la industria tecnológica, el techo de cristal sigue siendo todavía una realidad, tanto en términos de educación como de crecimiento profesional. En el primer caso, la falta de referentes femeninas o ejemplos cercanos hace que la elección de las carreras STEM por parte del género femenino sea todavía muy baja. De hecho, según el estudio del ONTSI mencionado anteriormente, en 2021 solo el 13,5% de los estudiantes de la rama de informática fueron mujeres. En el segundo caso, porque los datos demuestran que la brecha de género es todavía mayor cuando analizamos cuántas mujeres llegan a tener un puesto directivo ―solo un 15%, según el informe Women In Business 2022―.
Aunque en los últimos años hemos dado grandes pasos para mitigar esta brecha a través de acciones como programas de formación TIC exclusivamente para el género femenino, y cada vez es más común ver a mujeres liderando compañías tecnológicas o áreas relacionadas con la tecnología en empresas no tecnológicas, es imprescindible que como organizaciones, como entidades públicas y como sociedad, seamos capaces de impulsar tanto el desarrollo profesional de las mujeres como el interés de las niñas hacia estudios STEM.
La tecnología es un área trasformadora y generadora de valor, y alcanzar esta equidad nos aportará riqueza en todos los ámbitos y nos permitirá tener un futuro mejor, más justo y sostenible. Trabajemos todos juntos para romper barreras, ser agentes del cambio y lograr que las mujeres creamos en nosotras mismas y logremos que nuestra carrera profesional llegue allá donde nos propongamos.