Tim Stevenson, director de renta variable europea de Henderson Global Investors, ofrece su visión para esta clase de activo en el próximo año, y pone en contexto las previsiones para los valores de crecimiento de calidad, relativamente optimistas teniendo en cuenta las expectativas inflacionistas por parte del Banco Central Europeo, así como los principales riesgos.
¿Es usted más o menos optimista que el año pasado por estas fechas? ¿Por qué?
En muchos sentidos, 2016 será un año muy bueno para Europa. Siguiendo el camino tan trillado de la flexibilización cuantitativa que ya mostraron Estados Unidos, Reino Unido y Japón, el estímulo derivado de unos tipos de interés bajos (y ahora negativos en muchas áreas), una divisa más débil y el resurgir del consumo, debería poder lograrse un crecimiento del PIB europeo del 1,5%. Además, la actividad de fusiones y adquisiciones está repuntando, muchos sectores están recuperando beneficios y la renta variable está ofreciendo una rentabilidad muy superior a la de los bonos. Por todo ello, el entorno es muy favorable.
¿Cuáles considera que son los riesgos principales?
Hay unos cuantos asuntos que están reprimiendo el optimismo, a saber: que el euro pudiera volver a pasarlo mal por causas políticas (es un hecho bien sabido que las protestas políticas se disparan cuando mejora la economía) y que la crisis migratoria someta el statu quo a grandes presiones. Además, la recuperación de beneficios ha sido bastante exigua, lastrada por la intensa presión competitiva y la caída del petróleo y el gas, la minería y la inversión general en capital. Todo ello ha hecho que el mercado parezca un gráfico de "abundancia o escasez": la rentabilidad se ha limitado a unos cuantos sectores que, como consecuencia, han empezado a parecernos bastante caros en relación con su historial. En un mundo marcado por el bajo crecimiento (punto en el que nos encontramos), con la economía china ralentizándose, al igual que los mercados emergentes, y Europa que seguramente se estanque en un tipo relativamente modesto de en torno al 1,5%, se tendrán que recalificar las compañías que presenten un tipo constante de crecimiento.
¿Cuál es su previsión con respecto a la política de los bancos centrales?
El Banco Central Europeo se muestra inflexible en su pronóstico de que la inflación recuperará un nivel cercano al 2% para finales de 2016 o en 2017. Y esto parece aún más probable porque durante los próximos trimestres empezarán a subir los precios del petróleo, las materias primas y la alimentación. Esto hace que nos planteemos cómo estarán los tipos de interés dentro de un año. Con este panorama, no creo que el mercado monetario alemán a 2 años siga cotizando con un interés del -0,4%. Tampoco veo que vaya a producirse un rápido crecimiento del PIB. En ese caso, pudiera darse una modesta estanflación, en la que Europa experimente un bajo crecimiento de entre el 1% y el 1,5% y la inflación se acerque cada vez más al 2%. Una subida salarial del 2% al 3% debería servir para que los consumidores se sientan mejor, y también debería ayudar a que vayan desvaneciéndose los efectos de la austeridad. Ante esta situación, probablemente nos acostumbremos a considerar que un PER (ratio de precio/beneficios) de 15?20x sea una base justa para las empresas europeas.
Los valores del viejo continente siguen pareciéndonos atractivos en términos comparativos globales y en vista de la escasa mejora de los beneficios, aunque durante los 12 próximos meses la cosa podría complicarse. Teniendo en cuenta el entorno actual, seguimos optando por las compañías de "crecimiento de calidad": las caracterizadas como líderes del sector, con sólidos balances generales, una deuda limitada, flujos de efectivo sostenibles y buenos equipos directivos.
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