Los peores augurios para la economía europea se cumplen y ponen en duda la recuperación de la región. El PIB alemán sufrió una contracción del 0,2% en el segundo trimestre, según Instituto Federal de Estadísticas (Destatis). La cifra es peor de lo esperado por los analistas que preveían un simplemente un estancamiento. Además, contrasta con la pujanza del primer trimestre cuando el país creció a un ritmo del 0,7%.
También ha publicado el Instituto Francés de Estadística (INSEE) la evolución de la economía francesa, la segunda de la Unión Europea. Francia registró un crecimiento nulo en línea con el primer trimestre. El dato del país vecino era más previsible después de que el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, anunciara hace unos días que no alcanzarán el objetivo de déficit para este año y que peligra el cumplimiento del de 2015.
La baja inversión de las empresas, así como la contribución negativa del comercio exterior, han contribuido al crecimiento cero de la economía francesa. Las malas cifras tiran por tierra las previsiones del Gobierno que situaban al PIB con un ritmo de crecimiento del 1%. Ahora a duras penas alcanzará el 0,5% en el mejor de los casos.
Los malos datos económicos de Francia y Alemania se unen a la referencia de Italia de la semana pasada cuando oficialmente entró en recesión al caer un 0,2% el PIB. Los tres países han condenado al conjunto de la zona euro al estancamiento frente al crecimiento del 0,2% en el primer trimestre.
La única buena noticia es la de España que en el segundo trimestre constató la aceleración de la recuperación. El PIB creció un 0,6%, dos décimas por encima de las del primer trimestre. El estancamiento de las dos principales economías europeas pone en riesgo la evolución de España para lo que queda de año. Los expertos temen que impacte de forma negativa en las exportaciones. También apoyaron al crecimiento economías como la de Portugal o Países Bajos.
La coyuntura puede empeorar en los próximos trimestres si se agrava el conflicto entre Ucrania y Rusia. Moscú ha prohibido las importaciones de la Unión Europea, una decisión que golpea con fuerza a la economía alemana, principal exportador del país de bienes y alimentos. Pero sin duda lo que puede terminar por hundir a la locomotora de Europea es si las tensiones se trasladan al mercado energético. Alemania depende casi exclusivamente del gas ruso y Rusia no duda en cerrar el suministro durante el invierno para imponerse en las relaciones internacionales, como ya sucedió en 2009. El bloqueo del gas encarecería los precios energéticos para una maltrecha economía alemana.
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