Pasividad ante la barbarie

¿Qué tipo de enfermedad tiene el mundo occidental cuando desde hace décadas está en guerra medio Planeta? En los últimos años, sigue vivo el permanente conflicto en Oriente Próximo, la masacre en la franja de Gaza, los países africanos, Rusia y Ucrania…

Nuestros líderes políticos tendrían que hacer todo lo posible para que las grandes guerras no se repitieran. Hemos pasado por dos terribles guerras mundiales que han dejado una gran mancha en la historia con millones de muertos, y parece que no hemos aprendido nada. El mundo está asistiendo atónito a ejecuciones masivas por cuestiones étnicas, religiosas, políticas o económicas, mientras los líderes mundiales se quedan de brazos cruzados.

Se estudian sanciones, se anuncia que se trabaja en una importante batería de medidas… Pero nada efectivo. ¿Dónde está el Consejo de Seguridad de la ONU cuando se le necesita? ¿Por qué no actúan los líderes mundiales? La pasividad de la ONU es llamativa y la inoperancia del Consejo de seguridad de la ONU es clamorosa.

Lo que no se puede permitir es que ocurra lo que está ocurriendo. En el siglo XXI, que miles de personas mueran cada día así porque sí, por placer de algunos o por minorías que pongan en jaque al mundo enero, es inadmisible. La guerra nunca es justificable. La vida humana está por encima de todas las cosas. ¿Hasta dónde hay que llegar para que los líderes se pongan a trabajar?

Entendemos que arreglar problemas de esta índole no es nada fácil. Y más teniendo en cuenta la hipocresía que reina en los mercados mundiales: ¿Qué esperar cuando los grandes exportadores de armas mantienen estos suculentos y mortíferos negocios? Hablamos de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, China, Rusia, España, etc. ¿Cómo actuar en Oriente Medio cuando Arabia Saudí controla las reservas mundiales de petróleo?

Lo que ha ocurrido en la reciente Cumbre de la OTAN en Gales es un ejemplo de esta ineficiencia de Occidente. Ya está bien de cumbres y cenas. Lo lamentable es que oportunidades tan buenas como esta para reunirse y acordar soluciones se desperdicien y sus conclusiones queden en papel mojado.

La realidad es que cuando el conflicto político se mezcla con los intereses económicos, la hipocresía florece y aparta la defensa de los derechos humanos a un permanente segundo plano. La Comunidad Internacional debe parar el avance islamista, que ya cuenta con 80.000 soldados fuertemente armados con armas que en su día importaron de Estados Unidos. El avance islamista es muy rápido, ya que pretenden llegar en poco tiempo a África e India. Los islamistas están retando con descaro y alegoría a Occidente, mientras a éste se le va la fuerza en la palabrería hueca.

Esperemos, de verdad, que los que gobiernan el mundo centren sus esfuerzos en terminar con esta barbarie y actúen de una vez por todas. Porque si no la burbuja del conflicto puede seguir hinchándose hasta estallar en una Tercera Guerra Mundial.

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