Todo empezó con las dudas sobre la solvencia de Deutsche Bank y el temor a la exposición del sector a las empresas energéticas, tan castigadas con las caídas de los precios del crudo. "Entre los motivos de la oleada de ventas están la reducción de los márgenes propiciada por los tipos de interés negativos, los modelos de negocio menos rentables que imponen los nuevos entornos normativos y los problemas relacionados con los préstamos periféricos no rentables", recuerdan desde Pioneer Investment en un reciente informe.
Con el foco puesto en la próxima reunión del Banco Central Europeo (BCE), los expertos insisten en que "conforme se amplía el entorno de los tipos de interés negativos, una de nuestras grandes preocupaciones es el sector bancario europeo, especialmente en los países periféricos del continente", explicando que la persistencia de tipos negativos durante un largo periodo de tiempo empieza a percibirse como una disfunción.
Las entidades se enfrentan además a un nuevo examen de la Autoridad Bancaria Europea, que recientemente ha dado a conocer el escenario macro al que tendrá que enfrentarse la banca española en los test de estrés de 2016. El hipotético escenario consiste en un avance del PIB del 0,6% este año, una nueva recesión en 2017 con una caída del PIB del 0,8% y que la economía apenas crezca un 0,2% en 2018.
La tasa de paro se situará en los tres ejercicios por encima del 21%. Además, el coste de financiación de la economía española se dispararía y el interés medio de la deuda a diez años rondaría el 3 % este año y los dos próximos, muy lejos en cualquier caso de los máximos por encima del 7,6 % que alcanzó a finales de 2012.
Algunos lo tendrán más difíciles que otros para pasar con holgura el examen. Entre los principales riesgos a los que se enfrentan las entidades, Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable de Saxo Bank, apunta al incremento de los costes regulatorios, la presión sobre los márgenes, y, de nuevo, la exposición a la energía, con más de 200.000 millones de dólares a través de solo 13 prestamistas proporcionando información de dicha exposición en sus informes anuales.
"El de la banca es un negocio arriesgado por naturaleza", explicaba en su Conferencia Anual con Inversores Iván Martín, director de inversiones de Magallanes Value Investors. Las entidades españolas no entran, de momento, en su visión de oportunidades.
¿Qué hacer ante este panorama?
Desde Pioneer explican que en la Zona Euro, las reformas estructurales, la relativa solidez que registra el crecimiento y las atractivas valoraciones siguen constituyendo argumentos a favor de la inversión en renta variable. Pero los valores relacionados con el petróleo y el sector bancario son los más vulnerables. Así, consideran que los sectores expuestos a la demanda de consumo nacional deberían registrar una mayor resistencia. "No obstante, en vista de los crecientes riesgos exteriores y las vulnerabilidades que surgen en torno a la gobernanza europea (valgan como ejemplo los obstáculos con que se ha encontrado la unión bancaria), mantenemos una postura de prudencia", explican, viendo mejores oportunidades en el ámbito del crédito, "dada la continuada demanda de renta".
A su juicio, otro riesgo relacionado con errores políticos es la devaluación del yuan, que ha suscitado considerable inquietud en torno a los objetivos de la política cambiaria de China. La Fed ha iniciado el ciclo de subidas de los tipos y mantener el ritmo correcto será crucial, en nuestra opinión, para no poner en peligro la recuperación de EEUU y las frágiles economías de los mercados emergentes. "Existen otros riesgos asociados al creciente endeudamiento del sector privado, sobre todo en los mercados emergentes, e inquietudes en torno a la liquidez, especialmente en el ámbito de los bonos. Las crecientes tensiones geopolíticas aumentan la incertidumbre que rodea al complejo y delicado entorno macroeconómico", insisten.
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