Presente y futuro de la deuda corporativa

Los expertos tienen claro que Mario Draghi ha obligado a los inversores a subir el escalón de riesgo en esta categoría, aún sabiendo que las rentabilidades conseguidas en años anteriores no se volverán a repetir. Para muchos, la mejor opción son los llamados ‘ángeles caídos’, emisores que han perdido el grado de inversión por factores externos como la caída de los precios del crudo pero que, aún así, mantienen balances sólidos y buenas rentabilidades.

Pero cuidado. Al impacto de la posible subida de tipos por parte de la Fed, la renta fija corporativa también se enfrenta a un aumento de los impagos. En un reciente análisis, la agencia de rating Standard & Poor’s explica que solo en las primeras sesiones de abril, la cifra de impagos se elevó a 40, la más alta a estas alturas del año desde la crisis financiera de 2009, cuando llegó a 67. Aún así, hay que tener en cuenta que según se desprende de los datos, las empresas afectadas están muy concentradas en sectores como el gas o el petróleo.

En su último infnorme mensual, los analistas de Banca March recuerdan como en la categoría de renta fija, el crédito se ha comportado mejor que la deuda pública, favorecido por el descenso de los diferenciales exigidos a las empresas. Los expertos recuerdan que en el mes de marzo, la deuda de empresas calificadas como grado de inversión subió un 2,3%, y el high yield un 4,3%.

"Esperamos que la tendencia a la baja de los diferenciales exigidos a las empresas continúe, ya que estos se encuentran en niveles más altos de lo razonable por fundamentales", indican desde la firma, explicando que "la coyuntura actual es más propicia que la de los últimos meses. "El crecimiento es moderado (por lo que no incita a asumir riesgos empresariales excesivos), los tipos de interés están en niveles bajos, reduciendo los costes de financiación y los precios de las materias primas se estabilizan, lo que implica estrechamientos para las empresas del sector", insisten.

Por su parte, Chris Iggo, director de inversiones de renta fija de AXA IM, coincide en que "la recuperación de los mercados de crédito podría continuar en el segundo trimestre". Sin embargo, no considera que ese repunte se mantenga al mismo ritmo que se ha visto entre mediados de febrero y finales de marzo. "El valor en los mercados de renta fija sigue siendo limitado, con la excepción de algunas partes del sector de high yield, bonos de mercados emergentes y ligados a la inflación", recuerda el experto.

Más prudente se muestra Richard Turnill, Director Mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock, que indica que la firma ha revisado a la baja su postura sobre la deuda corporativa estadounidense ante unas valoraciones menos interesantes después del reciente repunte del high yield y ese aumento de las tasas de impago.

"Los diferenciales de los bonos de alto rendimiento estadounidenses se aproximaron a los niveles de recesión de febrero, ante la caída de precios y el repunte de la rentabilidad. Desde entonces, los mercados de deuda corporativa han registrado una fuerte recuperación a pesar del aumento de las tasas de impago", insiste. Así, los diferenciales han vuelto a niveles de noviembre, antes de la subida de tipos por parte de la Fed y de que el temor a una recesión mundial afectase a los activos de riesgo. El experto encuentra las razones del repunte en factores como "el regreso de los flujos de inversión ante un precio del crudo que gana fuerza, la disminución de los temores de recesión y una Fed más acomodaticia".

De hecho, desde la firma indican que los productos cotizados de renta fija de alto rendimiento han captado en lo que va de año un volumen de inversión de 6.100 millones de dólares, lo que sitúa los activos gestionados en 54.000 millones, según sus cálculos. "El grueso de las entradas de capitales se han registrado desde mediados de febrero", indica Turnill.

Desde ETF Securities también se muestran más favorables a la deuda corporativa europea frente a la estadounidense. Según explican, las empresas europeas han mantenido en máximo su tenencia de efectiva, reduciendo drásticamente la financiación externa. "En investment grade, las emisiones se han mantenido estables desde 2013, con las empresas continuando con sus planes de reducir su apalancamiento", indican, asegurando que esta tendencia no cambiará hasta que las compañías prevean mayores ingresos por crecimiento orgánico. "Como es probable que la recuperación sea gradual, no esperamos un shock de oferta en el mercado de crédito" de la región. Por tanto, consideran que es aquí donde hay más espacio de ganancia frente a EEUU, donde las empresas comenzaron su proceso de desapalancamiento ya en 2011.

Aún así, y según datos del BCE, el saldo vivo actual de deuda empresarial no financiera es cercano a los 900.000 millones de euros. Y unos 500.000 millones tendrían ‘grado de inversión’. Una cifra que equivaldría alrededor del 5% del PIB, cuando el plan completo del BCE está previsto para igualar aproximadamente al 18% del mismo.
 

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