Qué implica el regreso de peronistas a Argentina

La bolsa de Buenos Aires dio una muestra clara del humor con que los mercados recibieron a Alberto Fernández en su primer día como presidente de Argentina asociado con la expresidenta Cristina Kirchner: baja de -4,8% local y caídas equivalentes en Wall Street.

Inflación superior al 50% anual, pobreza del 40% y una deuda de 100.000 millones de dólares conforman la realidad recesiva de la que millones de argentinos esperan salir conducidos por el 52º presidente del país, un exliberal devenido peronista de izquierdas.

“Tan simple como esto: para poder pagar, hay que crecer», dijo Fernández al asumir el cargo en relación al compromiso con acreedores -entre los cuales el FMI otorgó 44.000 millones- y confirmando a Martín Guzmán como ministro de Hacienda y negociador internacional.

Tras esa declaración vinieron las caídas bursátiles, reflejo no sólo de la inquietud de inversores con un eventual default (Guzmán ha dicho que Argentina ”no debería pagar nada por 2 años”) sino también con regulaciones como las de Kirchner cuando presidenta.

Verdades y falacias

Por primera vez en la historia argentina, un gobierno no peronista, el de Mauricio Macri, concluye su mandato. Este dato sepultó el augurio de que diciembre de 2019 sería un “nuevo 2001”, cuando la anterior gestión liberal no llegó a término y el país se sumió en el caos tras el cese de pagos.

La histórica conquista institucional de Macri se produce, sin embargo, en un cuadro de fragilidad económica, con una recesión intensificada por la desaceleración global y factores externos de tensión, como su relación con Brasil, el Mercosur y la política arancelaria de EEUU.

En su discurso inaugural, Fernández listó los datos negativos que dijo recibir de la administración de Macri: “más de 1,2 millón de jóvenes que no estudian ni trabajan”, “la pobreza más alta desde 2008” y “casi 30% de jóvenes” en las estadísticas del paro.

Esos datos, señalados como verdaderos (así como otros seis) por la agencia Chequeado, fueron alternados con uno falso (que “Salud en el presupuesto público bajó 45% en los últimos 4 años”), uno insostenible (el paro tiene la tasa “más alta desde 2006”) y otro exagerado (“más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria”), según el mismo análisis.

La agencia también verificó que Macri, en el resumen de su gestión, presentó tres datos verdaderos (aumento de 1,9 a 5,6 % en generación de energías renovables, aumento del 60% de personas que viajan en avión y más de 4 millones de niños con seguro social); uno falso (equilibrio de las cuentas del Estado) y uno exagerado (bajaron más de 30% los homicidios).

Amigos claves

A la ceremonia de asunción acudieron sólo tres presidentes en ejercicio (Cuba, Uruguay y Paraguay) y fue notable la ausencia de los jefes de otros países claves para la proyección internacional de Argentina, como Brasil, México, Chile, Colombia, China y EEUU. Por España estuvo la presidenta del Senado, Pilar Llop Cuenca. “La incorporación de Pablo Gentili (Podemos) como secretario en el ministerio de Educación llamó la atención para esa instancia de gobierno de Fernández, que más que duplicó el organograma recibido de Macri de 10 a 22 ministerios. Del total, sólo cuatro de esos cargos serán ocupados por mujeres.”

La ausencia de Trump se complementó con la repentina partida de su enviado Mauricio Claver-Carone, quien -según el diario local Clarín- partió antes de lo previsto y no participó de la ceremonia al ver allí a funcionarios de Nicolás Maduro y al expresidente de Ecuador Rafael Correa, además de irritarse con la presunta intención de Fernández de asilar a Evo Morales.

La agenda del nuevo presidente argentino incluye un viaje inminente a EEUU y negociaciones con el FMI. Su desafío de hacer crecer la economía no sólo pone en juego su relación con los demás países, sino también con una demanda social interna a la que el peronismo ha priorizado tradicionalmente por encima aún del equilibrio de las cuentas públicas.

En un contexto de “primavera latinoamericana”, con los países vecinos convulsionados por agitación social, los próximos meses serán de extremo interés en este país tan proclive a las protestas callejeras. Siendo que las manifestaciones fueron una marca tradicional del peronismo y que éste ahora está encorsetado en la responsabilidad de gobernar para todos, resta por ver qué camino tomará la historia allí.

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