El desembarco de la compañía española en la energética americana se lleva a cabo a través de un acuerdo estratégico con filiales de Blackstone Infraestructure Partners y el fondo soberano de Singapur (GIC). Lo que ha hecho Enagás es invertir en el holding que posee el 100% de los derechos políticos de Tallgrass Energy, así como el 43,91% de los derechos económicos.
Implicaciones de la compra
La primera derivada es que el gestor del sistema gasista español entra en un mercado clave, calificado como “core business” por la compañía en su último plan estratégico. Mercados entre los que Enagás también ha situado a México, Perú, Chile y Colombia, amén del mercado europeo. EE.UU es, además, “el mercado con mayores oportunidades de crecimiento del mundo para infraestructuras de midstream (el relativo al transporte, almacenamiento y comercialización al por mayor)”, destacan desde la compañía.
Y en ese aspecto, Susana Felpeto, analista de atlCapital, considera que es un paso positivo para Enagás. “Todo lo que sea ir cumpliendo objetivos estratégicos es bueno. La duda está en si realmente esta entrada no es más una operación meramente financiera, dado que no está claro cuál va a ser el poder real de decisión final de Enagás en la estrategia y el día a día de Tallgrass Energy”, señala.
Desde Renta 4 en su último informe se muestran favorables con la operación “dado que los criterios de inversión de Enagás son exigentes y la compra les permite rentabilizar caja y asegurar la futura generación de beneficios”. No obstante, también llaman la atención sobre el hecho de que “no sabemos qué múltiplos se han pagado”.
La señal del dividendo
Tan sólo horas después de anunciar su entrada en EE.UU, Enagás ha aclarado a la CNMV sus perspectivas hasta 2023. Ha subrayado que va a elevar el dividendo un 5 por ciento anual hasta el próximo ejercicio y un mínimo del 1 por ciento anual entre 2021 y 2023, pese a que se dé cualquier escenario estresado. Una insistencia que, según Felpeto, pretende enviar la señal al mercado de que siguen comprometidos con el dividendo. “Pretenden dar el mensaje de que, a pesar de las inversiones realizadas tienen capacidad suficiente para apostar por la retribución al accionista. Quieren que el mercado no tenga dudas de que esto pueda repercutir en el dividendo”, subraya.
De hecho, Enagás prevé que el dividendo pase de 1,60 euros por título este año a, por lo menos, 1,74 en 2023. Son proyecciones de la compañía en las que no contempla, eso sí, ningún cambio en el marco regulatorio. Apunta a un flujo de caja disponible de unos 2.962 millones de euros en el periodo mencionado, de los cuales 1.984 se dedicarán a los dividendos comprometidos.
Opción de aumentar la inversión
Con la llegada de Enagás, la sociedad que controla Tallgrass Energy quedará compuesta por Blackstone como socio principal, por Enagás ( con un 24,90% del holding) y por GIC como socio minoritario. Sin embargo la firma española, de la que el Estado es el principal accionista a través de la SEPI, ha pactado adquirir otro 3,52% adicional en función de determinadas condiciones, lo que implicaría desembolsar otros 74 millones de euros más.
Junto a ello, Enagás ha alcanzado el acuerdo de invertir más de 266 millones de euros ( hasta 300 millones de euros) en futuras inversiones de Tallgrass Energy. La compañía estadounidense cuenta con un total de 11.000 Km de gaseoductos de transporte, 2.400 Km de gaseoductos de extracción de gas y un oleoducto de 1.300 km.
2019-03-12 09:13:38