En la sociedad existen servicios básicos indispensables para la población que son controlados por distintas empresas. A estas compañías se les conoce por el nombre de operadores de infraestructuras críticas, y en los últimos años se han convertido en un objetivo cada vez más importante para los ciberdelincuentes. El principal motivo es que hacerse con el control de estas infraestructuras les da el poder de controlar los recursos de una ciudad o incluso de un país. Por este motivo, es indispensable que las empresas que las gestionan protejan sus equipos de la mejor forma posible. Algunas de las consecuencias que podría tener un ciberataque a operadores de infraestructuras críticas serían:
- Accidente de tráfico a gran escala: El hackeo de una compañía que controla los semáforos de una gran ciudad, por ejemplo, podría tener consecuencias catastróficas, llegando a provocar grandes accidentes de tráfico que impedirían la libre circulación.
- Corte de luz a una ciudad, lo que sería catastrófico no sólo para los hogares sino también para hospitales, ya que la vida de muchos pacientes dependen de máquinas conectadas a la red eléctrica. Los daños económicos ascenderían a miles de millones de euros, teniendo en cuenta la gran cantidad de empresas y servicios públicos que necesitan de la electricidad para llevar a cabo su cometido. Este ciberataque provocaría una crisis de gran magnitud, ya que nuestra dependencia de la electricidad es total.
- Envenenamiento del suministro de agua. Este es sólo uno más de los ‘problemas’ que se pueden generar entrando en las redes de una central nuclear, pero la magnitud de este ataque es de tal relevancia que se podría incluso provocar una catástrofe nuclear.
Para ilustrar los riesgos a los que se enfrentan los operadores de infraestructuras críticas, Check Point, el proveedor mundial especializado en seguridad, ha publicado un vídeo en el que se simula una ofensiva a una central hidroeléctrica.
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