Un “voto de confianza en la economía”. Así describía la presidenta de la Reserva Federal (Fed) la subida de tipos al rango del 0,50%-0,75% (25 puntos básicos) y así parece interpretarlo los mercados, de momento… Con todo, la autoridad monetaria no ha llevado a cabo variaciones significativas de sus estimaciones de crecimiento e inflación, que apenas ha revisado ligeramente al alza. Mientras, a pesar de la euforia desatada por las promesas del presidente electo Donald Trump, lo cierto es que sus planes de rebaja de impuestos e infraestructuras, son simplemente eso ‘planes’, con más incertidumbres que certezas. Rick Rieder, director de inversiones de renta fija fundamental en BlackRock, cree que el movimiento del banco central “refleja una evolución política más generalizada a escala mundial”. Y es que, observa “una postura ligeramente agresiva en las perspectivas de subidas de tipos por parte de los miembros del Comité de cara a los próximos años”. La Fed apunta ahora a tres incrementos en el precio del dinero para 2017. Luke Bartholomew, gestor de Aberdeen AM, recuerda que “en esta misma fecha el año pasado, sus predicciones parecer bastante descabelladas. Sin embargo, esta vez hay motivos para pensar que las directrices son más realistas. La economía está en una etapa más avanzada en su recuperación y los precios del mercado lo están reflejando. Podemos esperar que los tipos suban lentamente el próximo año y más adelante”. Reconoce que Trump es “el gran conocido desconocido (…) Si se aprueban importantes estímulos fiscales esto sin duda creará presiones inflacionistas que la autoridad monetaria tendrá que combatir subiendo los tipos. No está nada claro cómo de grande serán estos estímulos y qué impacto tendrán”. Dónde invertir en este contexto reflacionista En este contexto caracterizado, por “la reflación, la inflación y un mayor optimismo sobre la posibilidad de lograr el equilibrio entre un mayor peso de la política presupuestaria y un menor estímulo monetario” por parte de la Fed. Rieder considera que “los mercados de bonos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS) siguen siendo interesantes y que los activos de riesgo también podrían verse apuntalados, los tipos pueden subirse de forma moderada, las perspectivas de inflación podrían seguir acelerándose y, lo que es más importante, la inversión económica y financiera puede crecer (y lo hará) gracias a estos factores”. Mientras, Ken Taube, de Pioneer Investments, prefiere “los mercados de crédito frente a los bonos del Tesoro estadounidense, ya que las empresas pueden beneficiarse de un escenario de menores impuestos, menos regulación y mayor crecimiento”, apostando principalmente por financieras y energéticas. En renta variable, los valores cíclicos mantendrán su tendencia alcista, apostando por las compañías domésticas frente a las multinacionales. “También nos gustan las tecnológicas y financieras, que deberían beneficiarse del aumento de tipos”, indica, mostrándose más cauto sobre aquellos sectores más sensibles a las políticas monetarias, como el inmobiliario (REIT) o las utilities. Con un ojo en el dólar y otro en los emergentes Por su parte, Mitul Patel, responsable del área tipos de interés de Henderson Global Investors, llama la atención sobre la fuerte apreciación del dólar frente al resto de divisas ante la decisión de la Fed: “Los inversores deberían mantenerse alerta ante las posibles repercusiones negativas de un ‘billete verde’ más fuerte”. De hecho, Anthony Doyle, director de inversión del área de renta fija de M&G, advierte que las perspectivas al alza para la moneda y de mayores rentabilidades para la deuda estadounidense “no serán bien recibidas por las economías emergentes”. Explica este analista que “a medida que los potenciales retornos de los activos norteamericanos se hacen más atractivos, los participantes del mercado pueden comenzar a reconsiderar su exposición a los países en desarrollo”. Con todo apunta que estos han “trabajado duro” para aislarse de estos shocks y que la selectividad será clave. Por ejemplo, Europa del este, como la República Checa, Hungría o Rumania, dependen mucho más de Europa que de Estados Unidos. Además, Rusia “podría beneficiarse si el gobierno de Trump alivia las sanciones”. Ahora bien, Jack McIntyre, gestor de Brandywine Global, filial de Legg Mason, apunta: «Puede que un dólar fuerte no sea lo mejor para la economía estadounidense, pero es posible que agrade a los inversores en renta fija, puesto que la divisa ejercerá una presión a la baja sobre el crecimiento económico y la inflación”.
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