Radiografía del cambio del mapa financiero

Para entender por qué los bancos afrontan una segunda ola de fusiones sólo hay que mirar cómo la crisis financiera ha dado la vuelta al sector y las cifras que ha dejado. En menos de cinco años el número de entidades financieras ha pasado de cincuenta a quince. El sistema financiero se ha hecho más pequeño y concentrado a marchas forzadas. No solo por fusiones y adquisiciones, también por una menor actividad comercial y una reducción de los balances.

Los números arrojan cifras terribles del ajuste al que se ha sometido el sector. Según las memorias del Banco de España, desde 2008 la plantilla conjunta del sector se ha reducido en 75.000 puestos de trabajo hasta 2014. Ante del estallido de la crisis financiera, la banca contaba con más de 277.000 empleados a cierre de diciembre del año pasado se sitúa en 202.000. La red comercial también ha sufrido drásticos recortes con el cierre de 14.000 oficinas y se han retirado casi 15.000 cajeros. Y el ritmo de adelgazamiento se ha incrementado en los últimos cuatro años con una reducción del 20% dejando la relación con la población en ocho su­cur­sales ban­ca­rias por cada 10.000 ha­bi­tantes, con lo que se corre el riesgo que en algunos municipios con un número inferior de habitantes hayan quedado aislados del sistema financiero. El entorno rural quedaba e buena parte cubierto por las cajas de ahorro que tenían una alta vinculación territorial, en muchos municipios con la absorción de las cajas por parte de los bancos se ha perdido la presencia de oficinas cuando no cumplen los criterios de rentabilidad.

El impacto de la burbuja inmobiliario ha golpeado con fuerza el balance de las entidades ya sea con fuertes provisiones o asumiendo millonarias pérdidas. Se han volatilizado casi 400 millones de euros, reduciendo el tamaño de los activos desde los 3.141 millones hasta los 2.653 millones.

También hay referencias que explican el estancamiento económico y sus consecuencias en el sector. La sequía del crédito se traduce en que en los últimos siete años el volumen total de préstamos se ha reducido en más medio billón de euros, lo que supone la mitad del PIB, con una reducción del 50% en crédito a empresas y del 30% en hipotecas.

 

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