Los pronósticos sombríos que han venido acompañando al proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea comienzan a hacerse realidad. Sin obviar la desaceleración económica de una gran parte del mundo, en especial de Europa, la incertidumbre generada por el Brexit ya se ha hecho notar en la actividad económica de Reino Unido.
La Oficina Nacional de Estadística ha reportado la caída del crecimiento de Reino Unido. No se trata de decrecimiento, pero sí que supone un punto de inflexión, dado que la economía británica se expandió en 2018 a un ritmo del 1,4%, frente al 1,8% del año anterior. De ese modo, el crecimiento marcó su menor avance desde 2012.
El encargado de PIB de la estadística británica, Rob Kent-Smith, confirmó que “el PIB se desaceleró en los últimos tres meses del año, con la fabricación de automóviles y productos de acero que registraron fuertes caídas y que la construcción también disminuyendo”.
Las cifras del último mes del año alertan sobre la contracción de la economía de ese país. De hecho, el PIB se encogió en cuatro décimas, con la reducción de la actividad de todos los sectores excepto el de agricultura. El que mayor retroceso sufrió fue el de la construcción, que cayó un 2,8%.
Por otra parte, el sector servicios ayudó a sostener la producción británica durante el año. Así, el índice de servicios creció un 1,7%, si bien el de producción y alcanzaron las siete décimas.
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