Repsol se encontraba entre la espada y la pared por culpa de los precios bajos del petróleo. La compañía se estaba jugando una bajada que rating que hubiera puesto en serios apuros a la compañía al elevar su endeudamiento para adquirir Talisman. Pero Repsol ha tomado una serie de medias para esquivar la degradación de su deuda. Provisionó 2.900 millones, recortó dividendo, inversiones y plantilla y actualizó su plan estratégico, con las que ha terminado de convencer a las agencias.
Standard & Poor’s ha sacado de perspectiva negativa a la compañía manteniendo la calificación en BBB- y destaca el fuerte compromiso para mantener el grado de inversión. Además, ha reconocido su capacidad de recuperar beneficio gracias al negocio de downstream, a las sinergias con Talisman y al dividendo que tiene en Gas Natural.
Moody’s la semana pasada hizo lo propio y subrayó las mismas ventajas competitivas, además de resaltar que la participación del 30% en Gas Natural Fenosa le permite tener flexibilidad. La decisión de las agencias se produce después de que la gasista anunciara que iba aumentar el dividendo un 10%, por los que recibirá 300 millones de euros brutos.
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