Estable. Es la perspectiva que otorga la agencia de calificación crediticia Fitch a la industria de fondos. Valoración que se sustenta sobre la gestión activa del riesgo de crédito, mercado y liquidez por parte de los profesionales. Sin embargo, la firma reconoce que el sector se enfrenta a varios "vientos en contra", como las bajas (o negativas) yields, el suministro limitado de inversión y la avalancha regulatoria a nivel mundial.
Concretamente, los gestores de Estados Unidos se encuentran en pleno reposicionamiento de la ofertas de gestión de efectivo antes de la entrada en vigor de la reforma de los fondos monetarios. En este contexto, la agencia espera que repunten los productos de liquidez alternativos, así como una variación en los activos gubernamentales, al tiempo que los inversores reevalúan el valor de estos productos.
Mientras tanto en Europa, añaden, el debate sobre la normativa sigue adelante, aunque ni la forma ni el momento de aplicación se han concretado aún.
Los expertos aguardan además una "mayor consolidación en los fondos monetarios y las gestoras de activos en ese espacio en 2016 ante el coste de implementación de las reformas y los reducidos retornos". Y es que, añaden, el entorno de bajas rentabilidades es especialmente "grave" en la Zona Euro, con los inversores empezando a aceptar rendimientos negativos ante la falta de alternativas.
Al aguardar los participantes del mercado que se amplíe la divergencia entre las políticas monetarias de la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés), por un lado, y el Banco Central Europeo (BCE), por otro, los fondos monetarios acortarán su duración para hacer frente a los ciclos alcistas de los primeros.
Por otra parte, la firma señala que los bancos seguirán siendo una parte importante de los emisores elegibles para estos fondos, aunque la reducción en la asignación de carteras de Basilea III desalienta a las entidades de acudir a la financiación de corto plazo.
Finalmente, Fitch cree que los fondos monetarios continuarán con la reasignación hacia activos emitidos por países soberanos, instituciones supranacionales y agencias gubernamentales, empresas no financieras o, en el caso de Estados Unidos, los programas de recompra inversa de la Fed. "Los flujos esperados del Gobierno norteamericano plantearán un reto ya que la oferta disponible y las rentabilidades de los activos gubernamentales permanecen bajos".
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