Riesgo político: los indecisos tienen la llave en Portugal

Hasta hace relativamente poco, las encuestas apuntaban a un cambio de gobierno a favor del partido socialista, encabezado por Antonio Costa, sin embargo, en las últimas semanas los conservadores del actual primer ministro, Pedro Passos Coelho, han ganado terreno situándose por delante en la intención de voto. Con uno de cada cinco electores indeciso, lo único que parece claro es que ninguno será capaz de formar un gobierno de mayoría.

La coalición gobernante necesitará un fuerte empujón de última hora para repetir el buen resultado de 2011, cuando se hicieron con 132 de los 230 "asientos" parlamentarios y un 50,2% de los votos. Mientras que los socialistas tendrán que unir fuerzas con Coalición Democrática Unitaria y el Bloque de Izquierdas, y aún así no alcanzarían el 50% de los votos.

Para la agencia de calificación crediticia Fitch, que el pasado 28 de septiembre, reiteraba el rating "BB" de Portugal, con perspectiva positiva, las dos posibles alianzas son proeuropeas y centristas, por lo que no espera un cambio importante en la dirección política o económica tras los comicios. Sin embargo, reconoce que la "ajustada contienda electoral abre la puerta a varios resultados posibles y hay cierta incertidumbre sobre la rapidez con que se puede formar un nuevo ejecutivo y su posterior cohesión y estabilidad".

Asimismo, advertía que alcanzar los objetivos de déficit y reducción de la deuda será un reto, "en parte porque algunas de las recientes medidas de ajuste se van a revertir". Ahora bien, considera que la aplicación gradual del una ley marco presupuestaria "ayudará a mejorar la transparencia y el cumplimiento".

En el mismo sentido se pronuncian los expertos de Capital Economics, al destacar que ambos bloques políticos se han comprometido con la austeridad fiscal. Es más, al contrario que en España o Grecia, no hay ningún partido antiausteridad al alza en las encuestas.

Ahora bien, reconocen que cualquier gobierno minoritario será vulnerable y recuerdan que el ejecutivo socialista fue derrocado en 2011, a dos años de su mandato, cuando conservadores y comunistas le sometieron a una moción de censura.

Además, no son pocos los desafíos económicos a los que debe hacer frente el país: la deuda pública bruta se sitúa en aproximadamente el 130% del PIB, y va en aumento, mientras que la corporativa alcanza niveles similares. "Mientras tanto, la creciente presión demográfica con una población envejecida y los jóvenes migrando supone una presión adicional sobre las finanzas públicas", concluyen.

Por tanto, sea cual sea el resultado, Portugal aún tiene por delante unos cuantos años complicados y el gobierno deberá tomar decisiones difíciles sobre austeridad y reformas estructurales para evitar que la recuperación en marcha se desvie de su ruta. 

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