Peter Bentley, responsable de crédito global en Insight, destaca los retos y oportunidades que se presentarán en el segmento de renta fija de los mercados desarrollados, uno de los activos más complicados de gestionar este año ante el impacto del riesgo político de los últimos meses. “Desde una perspectiva top-down, los inversores necesitan ser cada vez más conscientes del riesgo de acontecimientos políticos adversos. En 2017, Alemania y Francia celebrarán elecciones en un entorno en el que movimientos políticos separatistas marginales tratan de consolidar un respaldo creciente del electorado” indica. En este sentido, Rowena Geraghty, analista de deuda soberana de Europa, Oriente Medio y África (EMEA) en Standish, coincide en que el turbulento clima electoral en Francia demuestra que “las fuentes de riesgo político en la eurozona se están desplazando de la periferia al núcleo de la región de cara a 2017”. A pesar de los riesgos, Bentley ve oportunidades en las emisiones de crédito con grado de inversión, con un entorno de incumplimientos que “permanecerá benigno en 2017, pues el crecimiento positivo y las rentabilidades por cupón (TIR) bajas les permitirán refinanciar su deuda en condiciones atractivas”, recordando que la demanda de los inversores sigue siendo fuerte, incluso a niveles de TIR tan bajos como los actuales. Además de los riesgos políticos en Europa y el impacto de las medidas proteccionistas que se esperan en EEUU tras la victoria de Donald Trump, los expertos también se fijan en los bancos centrales como protagonistas del mercado. “Pese a la expectativa de que la política monetaria continuará siendo favorable para los mercados de crédito, creemos que la especulación en torno a estas decisiones podría crear volatilidad en los diferenciales crediticios, y que los inversores capaces de implementar posiciones direccionales largas o cortas en el marco de estrategias de rentabilidad absoluta podrían explotarla”. A su juicio, el sector bancario podría sentir un alivio en el adverso entorno de tipos bajos con iniciativas de relajamiento crediticio, como las operaciones de financiación a plazo más largo (OFPML) con objetivo específico en Europa y la facilidad de financiación a plazo (TFS) en el Reino Unido. ¿Qué pasa con la renta variable? Nick Clay, gestor de renta variable global de Newton, apuesta por una estrategia de dividendos frente a los riesgos que se avecinan para la renta variable: “Todo apunta a que el año que viene supondrá una prolongación de la tendencia vista en los pasados: incertidumbre, volatilidad en los distintos mercados y clases de activo, crecimiento bajo e interferencia de los bancos centrales. Anticipamos un entorno en que parecerá que existe menos riesgo, pero en realidad habrá mucho. En este contexto, la sostenibilidad de la renta será crucial” Así, considera que en los mercados desarrollados, la naturaleza de la economía globalizada de hoy en día se traducirá en “una mayor concentración en empresas con estructuras de capital ligeras y barreras de entrada elevadas, susceptibles de protegerlas frente a desarrollos disruptivos y competidores potenciales”. Según indica, todo apunta a que este tipo de compañías serán capaces de proporcionar dividendos sostenibles a lo largo del año, “incluso en un entorno de valoraciones y volatilidad elevadas”.
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