Largo ha sido el camino recorrido por la renta variable británica desde que se anunciara el referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea (UE). En abril, se convertía en la región menos favorecida por los gestores de fondos consultados por Bank of America Merrill Lynch y, por tanto, en la gran apuesta ‘contrarian’ por excelencia, hasta el momento… Incluso en el último sondeo, sin fuertes convicciones en este sentido, el país se mantiene como principal infraponderado en las carteras…
Y lo cierto es que es una ‘contra’ que parece estar funcionando: el Ftse 100 británico sube un 13% en 2016, frente al 23% que pierde la Bolsa italiana o el 5% que escala el S&P 500. De hecho, el índice se alza sobre la cota de los 7.000 puntos por primera vez en 16 meses. En el lado contrario, encontramos a la libra, hundida un 17% desde la consulta y en mínimos de 31 años.
Sobre el hundimiento de la divisa se asienta principalmente el buen comportamiento de la renta variable de Reino Unido para la mayor parte de los expertos. Tal y como detallan desde Capital Economics, la depreciación de la moneda "mejora las perspectivas de las exportadores y aumenta el valor de las ganancias en libras de las compañías británicas en el extranjero".
Sin embargo, esta firma "duda" de que las acciones británicas vayan a recibir un mayor impulso por parte de la libra. De hecho, durante el flash crash de la madrugada del viernes, cayó por debajo de los 1,20 dólares que es su previsión para la moneda a finales de 2017.
Ahora bien, consideran que el comportamiento de la economía del país, tanto durante la negociaciones que conduzcan al Brexit, como después del mismo, no va a ser "tan malo como lo que muchos temen, especialmente si tenemos en cuenta la caída de la moneda hasta ahora". Por ello, estiman que el Ftse 100 acabe el próximo año en los 7.500 puntos, esto es, aproximadamente un 6% por encima de sus niveles actuales.
Recordemos que, Luke Newman, cogestor de la estrategia Henderson UK Absolute Return, llamaba asimismo la atención sobre las oportunidades que crear el Brexit en las estrategias de retorno absoluto. En concreto, hacía referencia al deterioro de la libra: "Adoptar posiciones ‘largas’ selectas en aquellas empresas que obtuvieran un porcentaje especialmente alto de ingresos denominados en divisas extranjeras", aconsejaba.
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