Riesgos globales de la economía mundial en 2024

Opinión de Aurelio García Del Barrio Zafra, Doctor en Ciencias Económicas y director del Global MBA con especialización en finanzas de IEB.

Aunque se espera un crecimiento mundial modesto en 2024, el continuo endurecimiento monetario, las interrupciones de la cadena de suministro y los conflictos geopolíticos podrían pesar mucho en la economía mundial el próximo año. Los riesgos geopolíticos siguen estando presentes en el horizonte, y serían recalcables tres principalmente:

Guerra Rusia – Ucrania

A noviembre 2023, 21 meses transcurridos desde que Rusia invadiera Ucrania. Todavía no se atisba una solución para el mismo, después que haya pasado por distintas fases con avances de uno y otro lado y continuos ataques a las posiciones contrarias.

Esta guerra provocó una situación de inestabilidad y una crisis energética, principalmente en Europa, debido a la dependencia de los países del norte, de la energía rusa, y, por otro lado, porque Ucrania era el granero de Europa, por lo que se produjo un shock de oferta en los commodities y en la energía, lo que agravó la situación inflacionaria, que ya había comenzado en el viejo continente.

Lejos de aplacarse con el paso del tiempo, la guerra parece que va para largo, y aunque, por un lado, Europa se ha protegido de la crisis energética, buscando alternativas al gas ruso, y el impacto para la economía rusa no ha sido tan determinante, al intensificar sus relaciones con China, el conflicto en el tablero internacional no deja de ser inquietante.

Los objetivos de Putin no se han cumplido y no creo que se detenga hasta conseguirlos. La cercanía de Ucrania a la OTAN es un aspecto que el presidente ruso no acepta, sin entrar en los motivos históricos que argumenta para anexionarse Ucrania.

El riego es que el conflicto se extienda. ¿Sería posible que esta guerra se extendiera más allá de las fronteras de Ucrania? El presidente Putin podría tratar de recuperar más partes del antiguo imperio de Rusia enviando tropas a ex repúblicas soviéticas como Moldavia y Georgia, que no forman parte de la OTAN.

O simplemente podría haber un error de cálculo y una escalada. Putin podría declarar que el suministro de armas occidentales a las fuerzas ucranianas es un acto de agresión que justifica represalias. Podría amenazar con enviar tropas a los estados bálticos, que son miembros de la OTAN, como Lituania, para establecer un corredor terrestre con el enclave costero ruso de Kaliningrado.

Esto sería enormemente peligroso e implicaría el riesgo de una guerra con la OTAN. Según el artículo 5 de los estatutos de la alianza militar, un ataque contra un miembro es un ataque contra todos. Pero Putin podría asumir ese riesgo si sintiera que es la única forma de salvar su liderazgo. Si tal vez se enfrentara a la derrota en Ucrania, podría verse tentado a escalar aún más. Ahora sabemos que el líder ruso está dispuesto a romper las normas internacionales establecidas.

Guerra Israel – Hamás

La guerra se ha cobrado numerosas víctimas en este tiempo, y aunque con la intermediación de EE.UU., Israel y Hamás habrían llegado a un acuerdo tentativo para que Israel frenara sus ataques. Pero, más allá del acuerdo a corto plazo, el gran temor de la comunidad internacional es que la guerra en la Franja de Gaza se prolongue indefinidamente. Justamente, pensando más a largo plazo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la Autoridad Palestina debería en última instancia gobernar la Franja de Gaza y Cisjordania tras la guerra entre Israel y Hamás.

Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, discrepó con el plan de Biden para que la Autoridad Palestina gobierne Gaza, cree que la Autoridad Palestina, en su forma actual, no es capaz de aceptar la responsabilidad de Gaza después de lo que ha luchado y hecho Israel, para pasársela a ellos.

Pero el mayor temor sobre este conflicto es que se extienda a más integrantes de una región, que de por sí, es un polvorín. Israel está rodeado de Egipto y Jordania (países que en su día les reconocieron), pero también del Líbano, bastión de Hezbolá, facción armada chií, apoyada y financiada por Irán, y de Siria, desde donde milicias de los Hermanos Musulmanes también hostigan a los israelíes. Hay que recordar que, si bien Siria formalmente no ataca a Israel, tiene un gobierno muy débil, después de su guerra civil y no tiene control sobre las milicias armadas en su territorio.

Pero si esto no fuera suficiente, la región es todavía más compleja. El potencial acuerdo al que podías llegar Arabia Saudí e Israel, para que los saudíes reconocieran al territorio de los judíos, fue el origen de este conflicto, ya que esto es algo que el régimen de los Ayatolás iraníes no podía permitir.

Pero en el conflicto de Irán y Arabia Saudita también se juega el dominio geoestratégico de otros países del área. Y es que el mapa de influencias de Medio Oriente refleja la división chiita-sunita. En las filas prosaudíes están otros actores sunitas, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahréin, Egipto y Jordania.

En este contexto, cualquier cosa puede tener unas consecuencias devastadoras. Si Hezbolá se involucra más en el conflicto de Israel y Hamás, e Israel contraataca, podría empujar a Irán a involucrarse en la guerra, y ello arrastraría a EE.UU.

Desde un punto de vista económico, esta deslocalización del conflicto provocaría una disrupción en la producción y transporte de crudo desde Medio Oriente, presionaría al alza los precios internacionales, encareciendo costes, particularmente de las economías importadoras de petróleo.

Tensión China – Taiwán

A parte de la disputa histórica, ya que China reclama a Taiwán como parte de su territorio, aquí el problema tiene también un tinte económico importante. Taiwán es el primer productor de semiconductores del mundo, que abastece a muchísimas compañías multinacionales extranjeras.
EE.UU. no quiere que esta industria caiga en manos chinas, y apoya sin ningún recelo a Taiwán; incluso ha llegado a manifestar que apoyaría a Taiwán militarmente ante una agresión china. Y en este punto llevan desde 1949, si bien en los últimos años la situación tiene una tensión mayor.

Si China decidiese buscar una confrontación bélica con Taiwán, supondría la involucración de EE.UU. y una gran inestabilidad, no solo para la región, sino para todo el mundo. Si analizamos esta situación desde una perspectiva económica, una invasión china a Taiwán podría significar billones de dólares en pérdidas y una grave recesión mundial.
todo parece indicar que China aplazará los movimientos que puedan provocar un conflicto militar hasta que el equilibrio de poder esté decisivamente a su favor o hasta que Estados Unidos esté gobernado por un presidente que claramente no esté dispuesto a defender a Taiwán.

2023-12-28 11:57:57
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