La transferencia entre generaciones y la fidelización de los herederos constituyen uno de los retos del sector. Más en un momento de cambio vía digitalización como el presente, en el que un cliente de 70 años y el futuro de 30 no tienen nada que ver. Los expertos tienen claro que se debe avanzar en ese desarrollo porque el impacto ya es real: hay entidades que constatan la pérdida patrimonial tras un deceso por no haber cuidado esa transición.
La segmentación por edad gana terreno como estrategia corporativa porque permite afinar las propuestas que se realizan. Pero los asesores automatizados quieren ir más allá. Es el caso de Indexa, que acaba de anunciar la posibilidad de que menores de edad abran una cuenta en la entidad.
"Varios padres y madres nos han pedido poder abrirles una cuenta a sus hijos para poder generarles un ahorro a largo plazo con mayor rentabilidad que una cuenta bancaria o que unos fondos de inversión con comisiones altas", indican desde la firma en un comunicado. "Puede ser una buena manera de enseñarles el poder de los intereses compuestos y la rentabilidad del ahorro a largo plazo", insisten.
Así, los representantes legales de los menores pueden abrir ya una cuenta para ellos en la firma, siguiendo exactamente los mismos pasos que en el caso de los adultos. Primero, se debe responder a una serie de preguntas para que el robo-advisor obtenga un perfil de riesgo de 1 a 10 (las respuestas corren a cargo del representante legal). Después se completa la información de datos personales y se lleva a cabo la firma del contrato, haciendo la transferencia o el traspaso de fondos.
Desde Indexa recuerdan que, al igual que los demás clientes, las empresas y los menores de edad tienen 10.000 euros gestionados sin comisiones de gestión de la firma, o 15.000 euros si vienen invitados por otro cliente.
Los expertos del sector de asesoramiento financiero explican que, pese a estos avances por parte de la industria automatizada, aún queda mucho para que el factor tecnológico deje de estar supeditado al asesoramiento directo y el trato personal. "Los clientes acudirán a la tecnología para llegar después mejor informados y con ideas más claras a su asesor personal", indican desde Banca March.
De hecho, una reciente encuesta de Legg Mason, evidencia cómo colectivos como los millennials están todavía más alejados de la tecnología de lo que se considera por lo general. Al menos los españoles, que parecen menos dispuestos a usar herramientas online para contratar productos de inversión frente a los millennials europeos. Por un lado, aunque el 70% afirma confiar en los robo-advisors como fuente de asesoramiento, tan solo un 28% está verdaderamente dispuesto a usar servicios de asesoramiento online a la hora de invertir en un producto.
Porcentajes muy similares presentan otras plataformas. Tan solo un 23% está dispuesto a contratar productos de inversión a través de una plataforma de social media (cinco puntos por debajo de la media europea) y solo dos de cada diez, mediante un dispositivo móvil (de nuevo, 10 puntos por debajo de la media europea, que se sitúa en el 30%).
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